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El beso en la supervivencia humana

A nivel reproductivo, la humanidad ha vivido cambios desde el origen, independiente si consideramos el comienzo desde Adán y Eva, el Big Bang o Darwin. Entre los fenómenos de comportamiento humano para hacer perdurar la especie está el beso. Una actividad física que demuestra y sostiene relaciones: familiares, laborales, de cortesía, amistad y pareja. Hay registros de diversos animales en un gesto que asemeja el beso en la boca humano, pero el nivel de constancia, dependencia y transversalidad de este tipo de beso en particular sería un acto casi específicamente humano, según afirman los científicos de The Bio Rational Institue (Estados Unidos).

Link: Affairs of the lips: why we kiss (via The Bio-Rational Institute)

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El origen de este fenómeno no se ha aclarado del todo, Desmond Morris, zoólogo y escritor inglés, es uno de los que afirma que el beso comienza antropológicamente, con la madre moliendo el alimento en su boca para traspasarlo a sus hijos. La evolución de este acto podría haber estado relacionado con el efecto sobre las feromonas: sustancias químicas secretadas por un individuo para afectar a otro. Estas serían gatilladas con los besos y habrían ayudado a mantener esta práctica por el estado de placer en el que influyen. Si bien hay discusiones sobre si los humanos podemos o no detectar feromonas con exactitud, las pruebas parecen indicar que el sentido del olfato si estaría lo suficientemente desarrollado como para detectar partículas específicas que influirían en la selección y enlace reproductivo.

Otra de las pruebas más constantes de por qué realizamos esta actividad sería que es una forma de llegar a información y conclusiones con mayor rapidez, sobre compatibilidad, futuro de una relación, salud de la pareja, estado anímico del otro, y más. Un buen primer beso sería crucial en definir las posibilidades de éxito de una relación. En lo que la mayoría de los estudios concuerdan es que es un fenómeno complejo, relacionado con el olfato y el sentido de placer, entre los cuales la satisfacción de un beso se asemejaría a la del hambre saciada.

Sin desmerecer los largos  estudios sobre el tema y el hecho de que no hay certezas absolutas sobre el tema, según lo que afirman los medios citados,podríamos decir en una frase que el beso sería una forma de resumir un montón de información, toda vital, para la prolongación de la especie. En el primero y en cada uno de los besos, se diría más de lo que concientemente percibimos y ayudaría a definir y reafirmar constantemente nuestra decisiones.

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