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La manzana verde

Esta columna de Marcelo Mena salió publica en blogs de La Tercera

El fondo de estabilización del petróleo pronto expirará y nuevamente comenzaremos a escuchar las voces de los adictos al petróleo pidiendo plata para continuar con su hábito. Las economías se reactivarán y los precios de los combustibles se elevarán por las nubes. Invertir en eficiencia energética es una parte de la solución, ya que no hay energía más renovable que la que no se usa.

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El Programa País de Eficiencia Energética lleva bastante tiempo trabajando en la implementación de prácticas en eficiencia, logrando incluso, a pesar de los escépticos, que Chile disminuya su consumo eléctrico por primera vez en casi trés décadas. Lo ahorrado en CO2 se transará internacionalmente como bonos de carbono. Además, tiene en carpeta varios incentivos tributarios y subvenciones para la eficiencia energética doméstica, que en nuestro país, por el problema de la contaminación de calefactores y calderas a leña, está íntimamente ligado a la contaminación atmosférica.

Si recortamos nuestros requerimientos con un buen aislamiento térmico podremos reducir nuestro consumo entre un 30 y un 50%, lo que equivale a litros de kerosene y kilos de leña sin quemar. Adicionalmente, si aplicamos prácticas de calefacción solar pasiva, como hacen Elemental o Habitat for Humanity, podremos continuar rebajando los costos, la contaminación ambiental local, y por cierto, mejorando la calidad de aire interior.

No hay que ser genio para darse cuenta de que cada vez más personas están tomando el peso a los beneficios que reportan los primeros pasos hacia la eficiencia energética, como la compra de CFL, LED o duchas de bajo consumo con períodos de retorno de inversión inferiores a los 6 meses. El desafío ahora es invertir más en lo relativo al aislamiento térmico de las casas, que lamentablemente es precario debido a la normativa imperante.

Además de revisar dicha normativa, propongo seguir los (obvios) pasos que ha tomado la administración de Obama en su plan de estímulo fiscal. Ese plan considera 6.2 mil millones de dólares en subsidios para mejorar el aislamiento térmico de viviendas de bajos ingresos, medida que impulsará una industria de trabajos verdes y potenciará a la de los materiales de construcción.

La inversión social en eficiencia energética se multiplica. ¿De qué sirve dar un bono de 40 mil pesos a la gente si puedes cambiarles las ampolletas de la casa o instalarles duchas de bajo consumo, reportando ahorros de 6 a 8 mil pesos todos los meses (la ducha se paga 3 veces en un año). Es como la parábola del hijo pródigo. De nada sirve gastar por gastar, sino usar esta plata para cimentar las bases del crecimiento.

Esta visión es válida para viviendas nuevas o antiguas. De hecho, las antiguas son tan ineficientes que es probable que la inversión sea más rentable en ellas. Caso claro es el Empire State Building de Nueva York, pronto a cumplir 80 años. La Clinton Climate Iniciative y el Rocky Mountain Institute se unieron a Johnson Controls para formar un consorcio. Reemplazarán 6.500 ventanas del edificio, las que serán remanufacturadas in situ para ahorrar en transporte, con el fin de mejorar 3 veces su aislamiento y dejar entrar luz solar sin que se escape luz en el espectro infrarrojo (calor), lo que permitirá un ahorro de 33% en calefacción.

Esta disminución en los requerimientos energéticos permitirá reemplazar el actual sistema de calefacción y enfriamiento por uno más pequeño y eficiente. El proyecto generará, en su conjunto, ahorros de 38%, equivalentes a 4.4 millones de dólares. Considerando que la inversión total será de 13 milones de dólares, se pagará en 3 años.

¿Es posible aplicar esto en Chile? Titanium tiene consideraciones similares.

Si no me cree, vea el siguiente video

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