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Contaminación acústica: Por un mundo sin vuvuzelas

(cc) Carol Browne

Tras la catástrofe natural del Golfo de México y la polémica reunión anual de la Comisión Ballenera Internacional (CBI), los ojos -más bien los oídos- de la opinión pública no han tenido tiempo de fijarse en otro desastre natural que se está produciendo por estos días en Sudáfrica y en los distintos países que participan en el Mundial de Fútbol: la severa contaminación acústica.

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Desde siempre que ha habido fútbol, han habido barras. Y desde siempre que han habido barras, ha habido un jefe de barra con un bombo. Hasta ahí, todo bien. Pero también hace ya bastante tiempo que las “cornetas” han existido y nunca habían causado tantas molestias.

Pero no fue hasta ESTE mundial en que literalmente se convirtieron en una PLAGA. Y como toda plaga, termina afectando la vida cotidiana de las especies que viven en su entorno. En este caso, todos los seres humanos del planeta tierra que tenemos nuestro sentido del oído en buenas condiciones.

Valdría la pena hacer un análisis entre las cornetas “de siempre” y las “nuevas” vuvuzelas. ¿Será que estas últimas tienen una mayor potencia que las tradicionales cornetas de estadio?

Como sea, lo que es un HECHO, es que los organizadores de la Copa del Mundo han recomendado a los asistentes llevar tapones para los oídos en los partidos, ya que el ruido es realmente INSOPORTABLE. Y, si a nosotros que vemos los partidos por televisión nos molesta profundamente, imagínense estando ahí rodeado por 50 mil de esas MALDITAS vuvuzelas.

La contaminación acústica también es contaminación. Y por más que no derramen petróleo en un océano o maten ballenas, matan día a día nuestra capacidad auditiva.

POR UN MUNDO SIN VUVUZELAS!

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