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¿Sirve para algo la restricción vehicular?

Aunque se aplica todos los años, muchos creen que esta medida poco y nada ayuda a descontaminar Santiago. ¿Qué piensas tú?

Como todos los inviernos, las condiciones atmosféricas de la capital de Chile permiten la acumulación del material particulado. Por un lado, las malas condiciones de ventilación de los meses de abril a septiembre no permiten que el smog se disperse, y por otro, los fríos matinales hacen que las partículas de contaminación se mantengan más cerca del suelo.

Para solucionar esto, cada invierno rige para los automóviles no catalíticos o sin sello verde una restricción que no les permite salir a la calle. Este restricción comienza hoy viernes y terminará el 31 de agosto, fecha en que, estiman las autoridades, las condiciones atmosféricas permitirán una ventilación adecuada para la cuenca.

Aunque esta es una norma antigua y que en su época dio efectivos resultados, actualmente podemos argumentar que es un medida no sólo poco efectiva, sino también clasista. Y como siempre, son los de la clase baja los que tienen inconvenientes con la medida.

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Recordemos que esta medida rige para todos los automóviles privados, los vehículos particulares, entre las 7:30 y las 21:00 horas, de lunes a viernes, con cuatro dígitos cada día, es decir que se reduce en un 40% la circulación de autos no catalíticos cada día. Según cifras del Instituto Nacional de Estadísticas, en 2010 sólo un 12% de los automóviles del Gran Santiago no contaba con convertidor catalítico.

El año pasado, además, tuvo un récord de venta de vehículos, y como ya no se venden vehículos sin convertidor catalítico o sello verde, se calcula que los autos sujetos a esta restricción no suman más del 10% del total de autos de la capital.

Digo que es una medida clasista porque en los barrios pudientes ya prácticamente no quedan vehículos antiguos –excepto tal vez algún coleccionista tenga uno- que no cuenten con convertidor catalítico, pero en los barrios de escasos recursos, los pocos que tiene auto los compran usados y los hacen durar durante años.

En todo caso, según los datos, con la restricción se reducirá menos de un 4% el tráfico de la capital, y se calcula que los autos producen sólo un 40% de la contaminación de Santiago (el resto se reparte entre industrias y la termoeléctrica de Renca), con lo que nos quedaría que sólo se recudirá la contaminación en un 1.6%. Personalmente, me parece poco.

¿Qué les parece a ustedes? ¿Alguno de nuestros lectores se verá afectado por la restricción?

En el sitio de la Unidad Operativa de Control de Tránsito puedes ver más detalles de cómo funciona la restricción.

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