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Ducharse todos los días es una exageración

Aunque en algunas oportunidades lo he practicado más, siempre me ha parecido que ducharse a diario es demasiada ducha para el cuerpo, demasiada gasto en agua, demasiado gas quemado en el calefón, y demasiados residuos de jabón y champú en la cañería, en el río, en  el mar. Un número que me parece perfectamente adecuado es día por medio: un día me ducho y al siguiente no, y sé que al final del segundo día voy a necesitar ducharme.

Dependiendo del tipo de ducha, de la calidad del calefón y de cuánta agua fría uses cada vez, se pueden gastar en 25 y 100 litros de agua. Aunque mientras uno está bañándose no se nota cuánta agua cae por la cañería, se puede hacer una prueba dejando que la tina se llene durante la ducha, y muchas veces se puede llenar hasta la mitad. Imagínese si pone todo eso en baldes, o si tuviera que sacarlo desde el fondo de un pozo.

He comentado en otros posts que me parece importante notar que al defecar, y aunque los inodoros hacen que la caca “desaparezca” de nuestras vidas, toda esa mierda junta flotando en agua representa un tremendo problema para los ríos y mares. Asimismo con el agua del grifo, que parece provenir de la pared o desde la calle, pero donde no se puede apreciar toda el agua que hace milenos corría por cauces y ahora circula en oscuras cañerías. Es harta agua.

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Pero además de ahorrarle agua al planeta, ha otros motivos para ducharse menos. Por ejemplo, ¿sabías que el agua caliente disuelve los aceites naturales que produce la piel? Los disuelve y esto provoca que la piel se reseque, cosa que obliga a muchas personas a usar cremas humectantes a diario.

Por otro lado, la atracción sexual, o el sex-appeal, tiene mucho que ver con los olores naturales de las personas. Claro que no con el olor de las axilas o de otras partes que no mencionaré, pero todos tenemos un olor (así como los perros) y recordamos el olor, por ejemplo, de nuestras madres o antiguas parejas sexuales, por lo que pasar todo el tiempo oliendo a jabón y perfumes se me hace poco natural.

Además, me parece que este mundo occidental, donde el terno y la corbata no dejan de dar cierta categoría, el mantenerse siempre absolutamente pulcro es un valor demasiado fomentado, y que revela algo que es como el arribismo, sólo que en vez de demostrar que se tiene dinero, se muestra un tipo de piel y de cuerpo que no existiría sin las metrópolis o los castillos.

Yo por ejemplo hoy no me duché en la mañana –aunque me cambié de ropa, me lavé los dientes y me refregué la cara- y no he tenido ningún problema, ni me siento hediondo, ni estoy sucio. Claro que no estoy pulcro, pulcrísimo, como muchos hacen a diario, pero voy a sobrevivir hasta la noche y, de no haber escrito esto, no habría sido tema sino hasta mañana en la mañana.

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