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Seguidilla de derrames de crudo en las costas de Brasil

La seguridad de la extracción de hidrocarburos en napas profundas frente a la costa de Brasil ha quedado en entredicho luego del derrame de 160 barriles de crudo la semana pasada

La seguridad de la extracción de hidrocarburos en napas profundas frente a la costa de Brasil ha quedado en entredicho luego del derrame de 160 barriles de crudo la semana pasada.

Según la empresa estatal Petrobras, el volumen del derrame es pequeño y se originó por la rotura de una columna de producción del buque-plataforma Dynamic Producer, que se encontraba realizando ensayos de extracción en el yacimiento carioca.

La fuga sucedió 300 kilómetros mar adentro del estado sureño de São Paulo, a 2.140 metros de profundidad, en la zona de la cuenca de Santos, y no existe posibilidad de que llegue a las costas de Brasil. Un comunicado de la empresa petrolera indica que el pozo “se encuentra cerrado y en condiciones seguras”.

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El crudo extraído desde napas profundas se conoce con el nombre de presal y consiste en una serie de rocas ricas en hidrocarburos situadas por debajo de una gruesa capa de sal, que pueden encontrarse hasta a 7.000 metros bajo el nivel del mar.

“Después de la rotura, el sistema de seguridad cerró automáticamente el pozo”, señala el texto de Petrobras. “Se activó de inmediato el plan de emergencia y se movilizaron todos los recursos necesarios para la recolección de petróleo en el mar y del crudo residual de la parte superior de la columna”, agrega.

Para Adriano Pires, director del Centro Brasileño de Infraestructura, el problema no es si la fuga fue o no grave, si no que puso en evidencia que “el petróleo se derrama y es una actividad de riesgo “.

“Es la primera vez que se produce un derrame en el presal. Es una señal de alerta más para que se adopten políticas que prevengan y mitiguen accidentes, para que evaluemos si tenemos la legislación adecuada, si los organismos responsables de su control están preparados y para crear un centro de fiscalización de derrames”, dijo Pires.

Con el descubrimiento de los yacimientos de presal en el año 2007, Brasil planea convertirse en una potencia energética. Cálculos estimados sitúan estas reservas en al menos 50 mil millones de barriles, cada uno de 159 litros de crudo.

Para Greenpeace Brasil, el incidente -detectado el martes 31 de enero- es apenas una muestra de un futuro con “playas cubiertas de petróleo por no tener seguridad de explotación”. Leandra Gonçalves, coordinadora de la campaña Clima y Energía de la organización medioambiental,  dijo que “el gobierno todavía no colocó en la mesa la agenda para discutir un plan general de emergencia para posibles derrames”.

Un plan interministerial fue anunciado en 2010 en Brasil, luego del accidente de BP en el Golfo de México que causó el derrame de cinco millones de barriles de petróleo. Con más del 90% de la explotación petrolera en el mar, Brasil tenía como fin reforzar la seguridad de sus operaciones, en especial las perforaciones, pero según Gonçalves, la medida “nunca salió del papel”.

Greenpeace critica duramente que Brasil invierta en las costosas tecnologías necesarias para extraer el presal, cuando el país “tiene la posibilidad de desarrollar de desarrollar un 100% de fuentes energéticas limpias”.

“El gobierno tiene que tener la garantía de que existe una estructura suficiente para explotar las reservas presal, y buscar otras alternativas más baratas con fuentes renovables”, señaló Gonçalves.

Para Pires, a medida que se “agujerea” a mayor profundidad, la posibilidad de fugas aumenta. Es por eso que las autoridades deben impulsar que las empresas estatales y privadas reduzcan la “brecha entre la tecnología de producción y la de prevención de accidentes”.

El accidente en la cuenca de Santos se produjo días después de que la empresa Transpetro, subsidiaria de Petrobras, se hiciera responsable por el derrame de 1.200 litros de petróleo en las costas sureñas de Río Grande do Sul, accidente que llego hasta las playa.

Otro accidente involucró a la estadounidense Chevron, que en noviembre pasado derramó 2.400 barriles de crudo frente a las costas del estado de Río de Janeiro.

Fuente: Reguero de fugas de petróleo en aguas brasileñas (IPS)

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