El descubridor de que los dañinos gases CFC eran los causantes del agujero en la capa de Ozono, el nobel de química Sherwood Rowland, murió a los 84 años de edad.
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Un basquetbolista neto que en los 70, y no sin burlas del resto de la comunidad científica, tuvo como meta llegar al meollo del asunto y saber qué era lo que estaba provocando la rotura de la capa de ozono en los polos, dejando a la tierra sin protección de los rayos UV provenientes del sol.
Lo que descubrió Rowland fue que las moléculas cloradas de origen industrial dañaban la capa de ozono, lo que derivó en la firma en 1987 del Protocolo de Montreal, un acuerdo internacional sobre medio ambiente que resultó bastante exitoso dado a que se prohibieron los CFC y otros compuestos usados como aerosoles y refrigerantes.
Aparte de este triunfo para el planeta y todos los seres vivos que aquí viven, en 1995, Rowland, el mexicano Mario J. Molina –el doctorando que le ayudó en la investigación– y el holandés Paul J. Crutzen recibieron el Nobel de Química por ese hallazgo.
Este hombre tuvo una vida excepcional, sobretodo por la importancia que le otorgó al deporte en su vida, actividad que siempre sitúo al mismo nivel que la ciencia. Esta cosmovisión, de seguro, le aportó para destinar su vida como investigador al mejoramiento de la vida en equilibrio con la naturaleza.
Fuente: Muere Sherwood Rowland, que ganó el Nobel de Química por el agujero de ozono (El Mundo)