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En el Día del Libro: ¿Cómo leer sin contaminar el medio ambiente?

Una importante reflexión ante la debacle de la industria forestal y celulosa.

Me encanta leer (a pesar de mis recurrentes horrores ortográficos) y para qué mentir, acumular libros que quizás nunca tendré el tiempo de ojear en mis varios pares de escaparates. Incluso publiqué un libro y pienso en uno nuevo para julio. La literatura, cosa que a veces me juega muy en contra frente a mis colegas sólo periodistas, me es vital, pero paradojalmente es todo lo contrario para los árboles que sirven de materia prima.

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Nunca ha sido ecológico escribir. Las primeras letras y símbolos se hicieron en Egipto sobre el papiro, proveniente del tallo de una planta que era entregada generosamente por las aguas del Río Nilo. Posteriormente, se utilizó el pergamino: pieles de animal curtidas para recibir la tinta, que se reciclaban por medio del palimpsesto, la reescritura de un texto, sobre otro borrado.

Los chinos fueron los primeros en hacer papel desde las fibras de la seda, el algodón, la paja de arroz y el cáñamo, técnica que fue extendida a Europa.

Hoy por hoy, el gran problema del consumo cultural, es la depredación de los bosques. Las cifras hablan por sí mismas. El papel proviene en un 17% de bosques primarios. En Europa se consume el 50% del total del papel. Finlandia consume en promedio 351,7 Kg por año por habitante. Un uruguayo consume 22 kg por año y un argentino 45 kg anuales.

Ambas, Argentina y Uruguay, son naciones lectoras, y exentas de impuesto al libro, por lo que Chile, que tributa un 19%, debe de estar muy por debajo de esta cantidad, aunque la prensa de crónica roja y amarilla sigue siendo muy consumida por los habitantes.

A la llegada de los e-books y e-readers, se supuso una disminución en la cantidad de papel requerido para hacer libros. Sin embargo, arribó una  nueva problemática a raíz de la basura electrónica que genera contaminación atmosférica y vertederos en zonas del tercer mundo a donde son enviados.

Entonces, parece que leer -algo tan beneficioso para los seres humanos que entre más informados están, más conscientes de las razones y soluciones medio ambientales, por ejemplo- es pésimo para el planeta. ¿Deberemos sumirnos en la ignorancia?

13.344 kilos de papel recicló el Senado de Chile el 2011, siendo ésta una alternativa para las editoriales y escritores que, si comienzan a tener consciencia del impacto que provocan, optarán por papeles reciclados, sacrificando lo que a muchos les importa de sobre manera: La estética, privilegiando el mayor gramaje, las texturas abrillantadas de colores ahuesados, tersas y elegantes.

El papel sigue siendo para muchas personas el alma del libro, y en comparación con lo que provoca la basura electrónica, sigue siendo casi parejo el daño que se le hace al planeta. La opción por lo tanto, es el reciclaje. Con un buen diseño, y por supuesto un mejor contenido, que justifique la publicación del libro, podría mitigarse bastante el impacto que se hace en el planeta.

¿Tú, qué opinas? 

 

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