He escuchado que muchos incluso se sienten orgullosos que a pesar de ser el Día Mundial Sin Tabaco, ya se fumaron varios cigarrillos. El 20% de la población lo hace habitualmente representando para la Organización Mundial de la Salud y los gobiernos de todo el orbe, un problema público que cada año termina con la vida, en promedio, de 5,4 millones de personas de los cuales un millón y medio son mujeres.
El número de fumadores se eleva a 1.100 millones a nivel mundial, con una tendencia específica al aumento del consumo entre mujeres jóvenes en regiones como América Latina, Europa y algunas partes de Asia. De hecho las mujeres en Chile según un estudio realizado en 170 países por la Asociación Americana del Cáncer y la Fundación Mundial del Pulmón reveló que las adolescentes chilenas entre 13 y 15 años son las más fumadoras del Mundo. Les siguen Papúa Nueva Guinea (35,8%), República Checa (32,7%), Bulgaria (31,6%), Colombia (30,7%) y Argentina (27,3%).
Las mexicanas, según el Centro Universitario de Ciencias de la Salud (CUCS) de la Universidad de Guadalajara, son las segundas más fumadoras del mundo. Pero no se trata de pelearse los primeros puestos en este trágico ranking, sino encontrar las causas de esta agresiva y mortal adicción.
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Muchos países ya han incorporado obligatoriedad de campañas advirtiendo en las mismas cajetillas de cigarro, mediante imágenes y mensajes cada vez más duros e impactantes, los efectos para la salud. Se han puesto gravámenes fuertes a la venta de cigarrillos y prohibición de fumar, cada vez mayor en lugares públicos. Pese a todo, no se logra desincentivar su consumo.
Ansiedad y estrés en la vida moderna explicaría que cada vez más canten “Fumar es un placer, genial, sensual…” Aunque para las 300.000 personas en el mundo mueren anualmente por causas relacionadas a su exposición al humo del tabaco y que, de esta cifra, 120.000 son niños menores de cinco años, la mayor parte de ellos en África, no resulta para nada estimulante y menos genial.
Es cierto, nos vemos mucho más interesantes. Mujeres como Gabriela Mistral lo hacían compulsivamente, y parece ponernos a la misma altura que los hombres cuando lo hacemos, pero más allá de estas alegorías a la “igualdad” debemos entender que exponemos también a nuestros niños con una verdadera enfermedad, el tabaquismo, que se lleva más vidas que el Sida, la Tuberculosis y el paludismo juntos.
Fuente: OMS insta a contrarrestar las maniobras de las tabacaleras, a las que acusa de intentar atrapar a grupos cada vez más jóvenes de consumidores; 20% de la población mundial fuma (Televisa)