Para una gran cantidad de ballenas y delfines, el mundo a su alrededor se define por sus sonidos. Estos animales utilizan un sistema de ecolocalización para navegar y cazar, que se base en el rebote de las ondas que emiten para localizar sus objetivos.
Para navegar de esta forma es necesaria una capacidad auditiva con un gran desarrollo, que según las últimas investigaciones en Estados Unidos puede ser ajustada y afinada.
Paul Nachtigall, del Departamento de Zoología de la Universidad de Hawaii, y Alexander Supin, de la Academia Rusa de Ciencias, realizaron mediciones al registro auditivo de las ballenas y descubrieron que si el animal anticipaba ruidos fuertes, podía ajustarlo.
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Para la investigación se monitorearon los sentidos de una falsa orca u orca negra (Pseudorca crassidens) llamada Kina. Esta especie, al igual que los delfines, las orcas y los cachalotes, emiten sonidos de alta frecuencia (clicks) que luego decodifican gracias al eco que producen los objetos circundantes. Según Nachtigall, “toda su cabeza funciona como un gran mecanismo auditivo”, por lo cual “hay muchas vías por las que el sonido llega hasta los oídos”.
Los científicos colocaron sensores en Kina para medir la actividad eléctrica de su cerebro y así estudiar su capacidad auditiva. “Los sonidos más altos producen ondas cerebrales más grandes y los sonidos menos intensos producen ondas menores”, dijo Nachtigall.
Se puso a Kina a escuchar un tono neutral seguido de una secuencia de pulsos de sonido de cinco segundos a 170 decibeles, sonido equivalente al que produce un rifle disparado a un metro de distancia del observador. Tras un tiempo, la orca negra aprendió que tras el tono neutral venían pulsos de mayor intensidad, ajustando su sensibilidad auditiva y reduciendo así las ondas cerebrales producidas por los ruidos intensos.
Una de las hipótesis que se manejan sobre esta capacidad de ajuste es la protección frente a sus propios ruidos: “Los sonidos que producen son muy altos, pueden superar los 230 decibeles”, señaló Nachtigall.
Los investigadores esperan poder usar estos descubrimientos para la protección futura de los mamíferos marinos en su hábitat natural.
Fuente: Cómo las ballenas ajustan su oído para protegerse (BBC)