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Vierten 100 toneladas de sulfato de hierro al océano violando todo tratado mundial sobre biodiversidad

Imágenes satelitáles muestran una mancha de placton de unos 10.000 kilómetros cuadrados.

Un invasivo experimento se está dando en pleno Océano Pacífico, el gran problema es que las consecuencias podrían ser irreversibles. Una compañía privada estadounidense, cuyo dueño es el conocido empresario Russ George, ha vertido cerca de 100 toneladas de sulfato de hierro al mar, la idea es generar una fertilización oceánica de plancton, para que luego este se hunda generando dióxido de carbono.

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La empresa pretende sacar provecho de los créditos de carbono, pero sin duda que su apuesta es poco empática con el planeta e incluso con las comunidades indígenas, ya que existe el agravante de engaño a un pueblo del archipiélago de  Haida Gwaii, perteneciente a Canadá. Al parecer George convenció a la comunidad de que vertiendo este material se restablecerían las poblaciones de salmón que tanto escaseaban, el pueblo invirtió trabajo, tiempo y dinero en un engaño sin escrúpulos.

Imágenes satelitáles muestran una mancha de plancton de unos 10.000 kilómetros cuadrados. Las organizaciones ambientales buscan detener esta situación pero ecológicamente ya no hay mucho que hacer, más que confiar en que el daño sea el menor posible.

Existen al menos dos tratados de gran importancia internacional que fueron violados sin mesura; uno es un proyecto de la ONU sobre Diversidad Biólogica (CDB) y el otro se estableció en la Convención de Londres sobre el vertimiento de desechos al mar, que prohíbe actividades de fertilización y mucho más los fines de lucro.

Según el empresario, su compañía cuenta con el mejor equipo científico en geoingeniería y su proyecto es la restauración “más importante de la historia” y ha derribado todos los temores sobre la fertilización oceánica.

Pero lo cierto es que el resto de los científicos del mundo dudan que fertilización con hierro sea tan maravillosa, ya que podría bloquear el carbono en las profundidades y a largo plazo dañar “irreparablemente los ecosistemas oceánicos”, generando mareas tóxicas, mar ácido, aguas incapaces de generar vida y calentamiento global.

“Es difícil, si no imposible, detectar y describir los efectos importantes que sabemos que pueden ocurrir meses o años después (…) La historia está llena de manipulaciones ecológicas donde el tiro sale por la culata” sentenció el oceanógrafo dela Universidad de Dalhousie, John Cullen.

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Si la ONU comprueba que se engaño a la comunidad indígena y se arrojó esa cantidad de sulfato de hierro, George tendrá que enfrentar la justicia de Canadá y los EE.UU, es de esperar que esta vez el responsable no salga libre de polvo y paja como suele suceder con los empresarios multimillonarios.

Fuente: A massive an illegal geoengineerining projet has been deteccted offCanada’s west coast (IO9)

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