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El chef rockero: Enfermedades de la carne

Esta es una de las razones por las cuales no como carne: mi abuelo murió por una afección salida de la carne.

¡Primero! Disculpen la falta de actualizaciones, pero en “Vegetarianos Chile” estuvimos presentes en “Common Pitch” y mis labores de productor general me tenían vuelto loco.

Hace unos días tuve un pequeño momento donde vi una grulla de papel, las típicas del origami japonés y recordé a alguien que, lamentablemente, no esta presente en mi vida y que lo amo de todas formas.

Mi abuelo era cartero su nombre era Raúl Avilés, hacía grullas de papel y se las regalaba a sus nietos. Uno de los pocos recuerdos que tengo de él fue cuando me entregó una grulla y me dijo: “Raúl, guárdala te va a dar buena suerte”. Tenía 5 años y es el último recuerdo que tengo de él.

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Mi abuelo falleció el año 1990, tenía solo 56 años; mi madre hasta el día de hoy siempre recuerda a su padre como el mayor hombre en su vida, siempre piensa mucho en el y en la enfermedad que lo mato.

Mi abuelo murió de encefalopatía espongiforme bovina, según la linda Wikipedia es esto: “La enfermedad de las vacas locas, o encefalopatía espongiforme bovina, es una enfermedad causada por priones, y que se puede transmitir a los seres humanos a través del consumo de partes de animales infectados, sobre todo tejidos nerviosos.

La encefalopatía espongiforme bovina (EEB) o «enfermedad de las vacas locas» es una enfermedad de reciente aparición, perteneciente a una misteriosa familia de enfermedades emparentadas, muy raras en su mayoría. Los primeros casos de animales enfermos se declararon en el Reino Unido en 1986. En 1996 se detectó en el humano una nueva enfermedad, una variante de la Enfermedad de Creutzfeldt-Jakob, que se relacionó con la epidemia de EEB en el ganado vacuno”

Esta es una de las razones por las cuales no como carne: mi abuelo murió por una afección salida de la carne, hay muchas más. La de mi abuelo fue terrible, lo dejó ciego, luego lo hizo perder toda memoria que tuvo sobre su vida, olvidó a mi madre, a mis tías y tíos, me olvidó a mi y a todos sus nietos. Olvidó las grullas. Perdió el habla y un 11 de abril del 90 murió.

Las más conocidas, aparte del mal de la vaca loca son la “gota” que es una enfermedad producida por una acumulación de cristales de sales de urato (ácido úrico) en distintas partes del cuerpo, sobre todo en las articulaciones, tejidos blandos y riñones. El ataque agudo de gota típico consiste en una artritis que causa intenso dolor y enrojecimiento de inicio nocturno en la articulación metatarsofalángica del dedo gordo del pie. La gota es uno de los tipos de artritis por microcristales.

El factor fundamental que causa la gota es la hiperuricemia (elevación de los niveles de ácido úrico en sangre). Los dos motivos principales por los que son demasiado altos los niveles de ácido úrico en sangre son el aumento de su producción por el organismo y la disminución de su eliminación por el riñón. Los estilos de vida poco saludables, la obesidad, la ingesta excesiva de alcohol o alimentos ricos en purinas, como las carnes rojas, vísceras, pescado azul o mariscos, actúan como desencadenante de las crisis gotosa, pero no son la causa de la enfermedad que esta condicionada por factores de origen genético en la mayor parte de los casos.

También esta la teniasis que es también conocida como la taenia saginata que se adquiere por consumir carne de vaca infectada. La enfermedad reviste, en general, muy poca importancia ya que el gusano sólo parasita en el tubo digestivo. El riesgo es escaso entre los viajeros y el tratamiento se debe hacer con niclosamida o praziquantel.

La Taenia solium se adquiere por consumir carne de cerdo contaminada con quistes de la tenia. El mayor riesgo es la posibilidad de autoinfección y desarrollo de cisticercosis cerebral.

Estas dos son ejemplos comunes de las enfermedades que la carne puede trasmitir al ser humano

Me hubiese encantado que mi abuelo hubiese conocido la opción del vegetarianismo, quizá se hubiese reído de mi, quizá hubiese estado orgulloso de mí como siempre lo dijo, quizá estaría aún aquí, quizá no. De todas formas les dejo esto: el vegetarianismo salva vidas y sus vidas.

Dedico esta columna a mi madre Patricia Avilés y a mi abuelo Raúl Avilés.

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