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Comunidades zapotecas prohiben actividades mineras en sus tierras por 100 años

Capulálpam de Méndez, (Oaxaca, México) logró un acuerdo de vetar las actividades mineras en su tierra por los próximos 100 años, gracias al sistema usos y costumbres.

En la Sierra Norte de Oaxaca, perteneciente a la Sierra Madre Oriental, se encuentra Capulálpam de Méndez. Este pueblo mágico se rige todavía por el sistema de usos y costumbres, legalmente admitido en el país. Entre la comunidad se toman decisiones a nivel social, administrativo, uso de la tierra, negocios y justicia. Así, en conjunto, decidieron prohibir las actividades mineras en sus tierras por 100 años.

Ha pasado un año después del acuerdo realizado por activistas zapotecas interesados por el bien de la comunidad, el cuidado, el respeto y la no violencia a la tierra. Así evitando conflictos locales y el impacto ambiental que vienen relacionados con la actividad minera, realizada por empresas principalmente canadienses en el territorio nacional.

Capulálpam es un ejemplo de lo que se puede lograr en una comunidad fuerte, donde existe la consciencia ambiental y sustentable, en una localidad donde se practica la minería desde hace siglos. La fundación de la mina Dolores, dedicada a la extracción de oro y plata, le dio el título de pueblo minero en 1775. Ahora eso es historia, gracias a que la comunidad se da cuenta de los graves efectos ambientales, la contaminación del agua y violencia que genera esta actividad.

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El primer paso importante se dio en 2007, cuando el pueblo logró la suspensión indefinida de la mina Natividad, que operaba la empresa canadiense Continuum Resources. Esto se dio después de demostrar la contaminación del río, con arsénico y plomo, lo cual llevó a la escasez de agua potable en la región.

Gracias a este importante éxito en contra de las empresas mineras internacionales, Capulálpam se ha convertido en modelo de la governabilidad indígena y sustentable, donde la misma comunidad decide las alternativas de desarrollo y toma las decisiones sobre las prácticas, enfocándose en las prioridades locales.

Mientras que en otras comunidades existe la violencia, en Capulálpam, la comunidad se fortalece entre sí. Mientras en otros pueblos, la resistencia se combate con macanazos, policías ejerciendo presión, en este pueblo mágico hasta la policía local recibe a los activistas con una taza de café y alimentos; esto demuestra la unidad de la comunidad, por un bien propio.

Pero este no es el único pueblo en dar paso al cambio. En Magdalena Teitipac, en febrero del presente año, se logró expulsar a la empresa Sunshine Silver Mines Corporation, y las actividades en la minera Plata Real.

La población decidió terminar con el proyecto minero, por haber causado la división del pueblo; impulsó el crecimiento de la violencia, algo que va en contra de lo que buscan.

Si vamos a vivir como personas pobres, está bien, pero no queremos vivir en violencia. En eso estamos trabajando ahora, en buscar una solución a estos problemas.

Pero la situación con Plata Real no termina así de fácil. La empresa tiene una concesión por 50 años, así que en cualquier momento puede regresar a reiniciar las actividades mineras. En 10 o 20 años, la población será distinta. Los adultos que ahora defienden la tierra habrán fallecido y, entonces, queda en manos de las nuevas generaciones mantener el agua limpia, el aire limpio y la salud general de la Madre Tierra.

Fuente: The Tyee

Foto:  Liam Barrington-Bush y Jen Wilton

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