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No es el Cambio Climático, represas son las que inundan el Amazonas

Nuevamente la actividad humana, ligada a los negocios energéticos, es la causa de la debacle. Bolivia sufre por proyectos hidroeléctricos ejecutados en Brasil.

Se dice que es energía limpia y renovable, pero el dramático cambio que provoca en la geografía de la Tierra, la hace ser una amenaza grave para los ecosistemas y quienes los habitan. Si bien es barata y es mucha la electricidad que provee una hidroeléctrica, sus externalidades cuestan caras.

En primer lugar la hidroelectricidad, mata el curso de los ríos y con ello toda actividad que se desarrolle en su extensión hasta llegar al mar. Agricultores, deportistas, turistas y quienes desempeñan el rubro, areneros y la comunidad completa puede ver afectada su forma de vida, inclusive sus cementerios inundados, y sus propias moradas.

Sin embargo, el sector público y privado, sobre todo en Latinoamérica, sigue apostando a las represas y megarrepresas. El drama se extiende a sectores que son patrimonio natural de la humanidad como el Amazonas o la Patagonia.

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El ingeniero de caminos, exrepresentante de la Agència Catalana de Cooperació al Desenvolupament de Bolívia, miembro de Enginyeria Sense Fronteres y Àgora Nord Sud, y consultor internacional en agua y desarrollo, Lluís Basteiro I Bertolí, se ha dedicado a evidenciar lo que existe más allá de las inundaciones que son justificadas por el Cambio Climático, un “concepto” que se erige como principal argumento, sin rostro y con una fuerte polémica negacionista.

El profesional intenta identificar concretamente las causas de la modificación del ecosistema. Nuevamente la actividad humana, ligada a los negocios energéticos, es la causa de la debacle:

Un nuevo factor se está abriendo paso, de forma todavía tímida, para explicar las inundaciones: las presas brasileñas de Jirau y S. Antonio. Estas presas, construidas precisamente con financiación del Banco Santander, están situadas muy cerca de la frontera con Bolivia, sobre el río Madera. Y por el río Madera desagua toda la cuenca amazónica boliviana, con una superficie mayor a la de España. Además, ya de por sí se trata de una cuenca de drenaje especialmente difícil, pues en ella se encuentra la llanura de Moxos, la mayor superficie inundable de toda la Amazonía. Por tanto, se puede intuir que disponer dos presas en este río (más otras dos que están en camino) no puede sino dificultar su drenaje e incrementar las inundaciones aguas arriba; es decir, en Bolivia.

La explicación técnica que extrae Basteiro de estudios sobre inundaciones en Bolivia, es que las presas reducen la pendiente del río, y por tanto su velocidad. Así, para transportar la misma cantidad de agua, el mismo caudal, el río necesita aumentar su altura y, consecuentemente, aumentar la superficie inundada. Todo ello agravado por el aumento de sedimentación en el fondo del río, debido a la pérdida de velocidad, lo que a su vez exige que el río aumente más su coto, lo que define como “un círculo vicioso”.

Lo más preocupante de todo es que recién ahora, y con la problemática instalada, el gobierno de Evo Morales, pretende tomar cartas en el asunto. Lo se califica como “capitalismo amazónico” se ha enraizado como el más poderoso de sus árboles. El ingeniero plantea que “los intereses energéticos de Brasil no tuvieron ningún problema en prevalecer sobre los intereses de la población amazónica boliviana, básicamente centrados en su subsistencia. Por supuesto que el cambio climático también está detrás de estas inundaciones, pero ha encontrado grandes colaboradores en la gula energética de Brasil y la indiferencia de Bolivia ante las voces que avisaban de los impactos de las presas”.

Lamentablemente este problema se extiende en toda la región. La energía es la la piedra angular de la materia y por lo tanto, de la existencia del Universo. A pesar de su importancia radical, no es un tema tratado con la seriedad y estrategia y hoy es un nicho más de negocios, entregado al libre albedrío de un mercado que ha binarizado su matriz energética (termo e hidro), sin dejar entrar a nuevos actores y nuevas fórmulas de obtención de energía renovable no convencional con tantos casos de éxito en el viejo continente.

Sumado a esto, tenemos la pregunta ¿para qué queremos toda esa energía?, simplemente para profundizar la sobre producción crónica y general, expuesta con apabullante y profética actualidad por Rosa de Luxemburgo.

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