Ya existen los teleféricos de Quito, Río de Janeiro, Piriápolis, Bariloche, Salta, Bogotá y Santander en Colombia, mientras el de Mérida en Venezuela, que es el más alto y largo del mundo, y el del Cerro San Cristóbal en Santiago, se están remodelando. Todos ellos han marcado las ciudades con una impronta turística y sustentable. Es por eso que varios gobiernos invertirán en megaproyectos de teleféricos que cambiarán la cara a varias importantes ciudades de Sudamérica.
La bonanza boliviana producto de la nacionalización de los recursos naturales que le hacen crecer al 6,8% y su fiel compreomiso con el ecosistema, se hace sentir. Evo Morales inaugurará este año un teleférico que une La Paz con el Alto, trasladando 18 mil personas por hora gracias a 3 líneas fruto de una inversión de $us 234,6 millones del Banco Central.
En la capital de Perú esperan viajes entre el Malecón del Río al Rímac en unos de 8 minutos. Esto es lo que ofrece el proyecto de téleferico con un costo de 8 millones de dólares con el fin de poder subir y bajar del San Cristóbal de Lima. Su construcción comienza en mayo de este año.
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Y en un clásico de este país, a más de un kilómetro de altura sobre el profundo cañón del río Apurímac se erigirá el teleférico Choquequirao, que evitará la congestión y las extenunates caminatas a Machu Picchu, logrando magestuosas panorámicas de un sitio arqueológico que se enmarca en uno de los lugares más atesorados por la humanidad. Recorrerá 5 kilómetros en 15 minutos y transportará hasta 400 pasajeros por hora en los dos sentidos.