Las aguas están inquietas desde el lanzamiento de Blackfish, documental que nos abrió los ojos ante las condiciones precarias de las orcas de SeaWorld. Afortunadamente, este filme dio pie a una propuesta de ley en California, que busca acabar con toda esta industria de explotación, sufrimiento y reclusión. Una ley que, por las pruebas mostradas, probablemente se haga una realidad.
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Personas por el Trato Ético de los Animales (PETA) reveló ante la corte un documento comprometedor, el cual indica que SeaWorld administra drogas psicotrópicas a estos hermosos cetáceos; con esta práctica calman a las orcas para que puedan convivir en espacios reducidos y, así, logren una buena actuación durante los shows.
En el documento, fechado en septiembre de 2006, registra una agresión por parte de Ikaika y Taku a la nueva cría de Katina; Nalani en este entonces tenía dos semanas de vida. Para reducir el estrés generado Tina e Taku, madre y padre/hermano de la pequeña, se les administró Diazepam. Ikaika, hijo de Katina, se identificó como parte de problema por lo cual se le suscribió la misma droga.
Al año siguiente, Taky falleció de neumonía, mientras que Ikaika fue trasladado a SeaWorld San Diego en 2011. Katina y Nalani continúan en SeaWorld Orlando.
Gracias a esta la propuesta de Ley del Bienestar y Seguridad de las Orcas y a las evidencias mostradas por organizaciones como PETA, se ha logrado enviar el mensaje: este tipo de espectáculos sólo promueve el maltrato animal.
Se ha demostrado que SeaWorld mantiene a estas magnificas orcas en condiciones las lleva a fracturar sus propios dientes, a atacarse entre ellas; esto resultaría peligroso para los visitantes del parque y hasta para los mismos entrenadores — como lo demuestra el repetido comportamiento de Tilikum.
Ahora queda en nuestras manos compartir esta información, hacer que se sepa para que SeaWorld se vea forzado a jubilar a todas sus orcas, dándoles las condiciones ideales para vivir dignamente.
Fuente: Shocking Court Documents Expose SeaWorld’s Continued Cruelty (SeaWorld of Hurt, vía PETA)