Parece un caso para Mulder y Scully. El hallazgo de agujeros gigantes en Siberia aún no tienen una explicación lógica sobre cómo fueron creados.
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Algunos sostienen que pudieron ser meteoritos, misiles extraviados, algún bromista, gases explosivos, incluso el derretimiento del permafrost debido al cambio climático. Esta última hipótesis se fundamentaría en la liberación de gas metano causando una explosión de gas. Por el momento nada se descarta, pero tampoco se puede aseverar algo sin un estudio de por medio.
El primer agujero está cerca de una enorme planta de extracción de gas en Bovanenkovo. El segundo se encuentra en la península de Yamal, conocido por los lugareños como “el fin del mundo“. Este nuevo cráter en el distrito de Taz, cerca del pueblo de Antipayuta, tiene un diámetro de unos 15 metros.
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“Volé en helicóptero para inspeccionar este embudo el sábado 19 de julio”, dijo el parlamentario local Mikhail Lapsui, “también hay terreno fuera, como si se produjera como consecuencia de una explosión subterránea”.
Algunos residentes señalaron al medio Siberian Times que vieron un resplandor durante la noche en que se produjo el cráter.
La directora científica del Instituto de la Tierra de la Criósfera, Marina Leibman, señaló al respecto:
“Sin duda, tenemos que estudiar todas estas formaciones. Es necesario ser capaz de predecir su aparición. Cada nuevo embudo proporciona información adicional para los científicos “.
El tercer cráter se encuentra en la Península de Taymyr, al este de Yamal, en la región Kransoyark. Fue descubierto accidentalmente por los pastores locales, habitantes de la aldea norteña de Nosok.
El embudo es un cono perfectamente formado, dicen los lugareños que están desconcertados por la forma. Su profundidad se estima entre 60 y 100 metros y su diámetro en más de cuatro metros.
Expertos geólogos, ecologistas, y los historiadores no han llegado a un consenso sobre el origen del embudo, dicen los informes de la región.
“No es que este es el trabajo de los hombres, sino que también no se parece a la formación natural”.
Así, el misterio de estos agujeros permanece, a la espera de que los estudios determinen su naturaleza y si son un fenómeno ambiental o consecuencia de la mano del hombre.