Los peces son criaturas muy amigables, sobre todo cuando están en pleno crecimiento. El hecho de tener un compañero los ayuda a evitar todo tipo de peligros, sobre todo ante depredadores y nemonemas. Es imposible no pensar en Nemo al escribir esto.
El aumento de los niveles de dióxido de carbono en los distintos océanos a causa del cambio climático podrían provocar que esta capacidad de reconocerse entre sí se reduzca en buena parte, perdiendo la cualidad de encontrar amigos, y por ende, convirtiéndose en especies más vulnerables ante depredadores.
Este sería el caso del pez Damisela. Según un estudio de la Universidad James Cook de Queensland, Australia, los peces tardaron más tiempo en desarrollarse en aguas con mayor cantidad de CO2, equivalente a la que habrá en 2100. Entre estas diferencias, los investigadores también descubrieron que los peces sometidos al experimento no diferenciaron sus relaciones con peces que eran conocidos o desconocidos, explica la doctora Lauren Nadler.
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“Esto perjudica sentidos básicos como la vista y el olfato, que son vitales para el reconocimiento de los peces. La familiaridad es una característica importante para la defensa, sobre todo en un entorno de muchos depredadores como en un arrecife de coral”, asegura Nadler.
Además, esta investigación indica que el cambio climático en los océanos reducirán la capacidad de regenerarse de los arrecifes de coral, afectando a todo el entorno que vive en ellos. El lado positivo del aumento de CO2 en el océano será que algunos peces tropicales tendrán más ganas de procrear.