Las grandes urbes sufren cada día más los impactos de la contaminación. La saturación del tránsito, la multiplicación de las industrias y la sobrepoblación de las capitales son los principales factores de este fenómeno. La concentración cada vez más alta de CO2, partículas, compuestos orgánicos volátiles (COV) y óxidos de nitrógeno (NOx), tienen consecuencias sobre el medio ambiente y sobre nuestra salud.
Es por eso que en los últimos años, una gran idea ha rondado por todo el mundo: los jardines verticales, que son construcciones que implementan árboles, plantas y flores en sus paredes, como el jardín vertical más alto del mundo que se está construyendo en Sri Lanka, o el pequeño pero igualmente hermoso que tenemos en las oficinas de BetaZeta.
Enverdecer los lugares para que contaminen menos es una gran idea, sobre todo en las grandes urbes. Sin embargo, aún no es algo que se piense para todas las nuevas construcciones, aunque los resultados de las pruebas que se han realizado arrojan que hay entre un 70% a 99% de retención de partículas ppm 2,5, y de un 80% a 92% de supresión de NO2 (óxidos nitrosos) gracias a los jardines verticales.
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Canevaflor, es una empresa francesa de muros verdes, que utiliza los jardines verticales descontaminantes en ambientes confinados, tales como túneles o estacionamientos. El sistema actúa como un bio-filtro vegetal, asociando una red de ventilación a un muro vegetalizado. Por acción de los microorganismos y de la fotosíntesis, las plantas devuelven aire limpio a la atmósfera.
Todavía son pocos los proyectos que se han implementado en el mundo, pero esta tecnología ya está disponible en Chile, a través de la empresa Hidrosym.