Hace un año comencé a escribir en VeoVerde. Durante este tiempo he tenido la oportunidad de leer, compartir y comentar noticias sobre activismo de diferente tipo. Animalistas. Movimientos en contra de circos con animales. Manifestaciones contra la fiesta brava. Contra los balleneros. Existe preocupación ante estos hechos que dañan a la Madre Tierra, su estabilidad y biodiversidad. Pero, ¿lo estamos haciendo bien?
En muchas de estas manifestaciones existe violencia de por medio, aunque no sea reconocida como tal. Puede ser en la intensión, las palabras o hasta las imágenes utilizadas en un mensaje. Se percibe en los actos que se realizan para salvar a ciertos animales, sin pensar en un plan coherente, en el efecto que tendrán en los otros o las consecuencias — porque toda acción tiene su efecto.
Recordemos el caso de los activistas que liberaron 2000 visones y zorros de una granja peletera, un acto calificado como activismo extremo y terrorismo. Tyler y Kevin aseguraron que no cometieron actos terroristas; declararon que realmente la industria peletera, y el mismo gobierno, son los que cometen actos violentos contra individuos — incluyendo a animales y personas por igual.
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Tendrán una postura sobre lo que ocurre dentro de la industria, sin embargo, no se puede atacar la violencia con más violencia. Liberar a estos animales, invadiendo propiedad privada, en un lugar que no es su hábitat ideal, puede ser igual de violento y perjudicial que estar dentro de una granja. Como resultado, estos animales alterarían el equilibrio de la zona y hasta podrían ser blanco de otras personas.
Tomemos el ejemplo de Mahatma Gandhi, quien pensó en el cambio social a través de la no violencia. Rescatando el concepto hinduista de ahimsa,
Ahimsa no significa simplemente no matar. Himsa significa que causa dolor o matar cualquier vida por enojo o por un propósito egoísta o con la intención de lesionarlo. Abstenerse de hacerlo es ahimsa.
Podemos luchar por nuestros ideales, apoyar a distintas causas y compartir el amor por el planeta, a través de nuestras acciones con amor y respeto a los demás.
Para lograr un cambio, debemos comenzar con uno mismo, ser el cambio que queremos ver. En lugar de ser groseros o violentos de palabra con todos aquellos que dañan a la Tierra, con esas empresas que envenenan nuestros ríos, con aquellos que disfrutan de la tauromaquia, con los balleneros de Taiji que no conocen otra forma para subsistir, debemos tener compasión y plantear nuestro movimiento desde el amor.
Si queremos un cambio, debemos actuar desde la comunidad y en conciencia ambiental. Podemos compartir nuestro activismo sin violencia, compartiendo información por los medios adecuados y planteando propuestas, haciendo que nuestros familiares y amigos reflexionen sobre determinadas situaciones — sin forzarlos a nada, ni enojarse —.
Con puro amor y respeto hacia los demás, hacia todos los seres del planeta, hacia la misma Madre Tierra.