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Agujero en la capa de ozono llega a Santiago

La extensión anormal ya cubre gran parte del territorio chileno y argentino.

Es un hecho que todos años durante el mes de noviembre la capa de ozono sufre una ruptura en su vórtice polar. Eso sí, esta vez la extensión del adelgazamiento de esta capa, que en un principio solo estaba circunscrita a la Antártica, se ha ampliado aún más, desplazándose hacia el norte y cubriendo casi la mitad del territorio chileno y argentino, llegando incluso hasta la región Metropolitana.

Según el Dr. Félix Zamorano, director del Laboratorio de Investigación de Ciencias Atmosféricas de la Universidad de Magallanes, se trataría de una extensión anormal, señalando que esto provoca que las mediciones de radiación ultravioleta arrojen índices extremadamente altos durante estos últimos días. Eso sí, aclara que el fenómeno podría durar hasta el próximo fin de semana.

En 2006 también ocurrió algo similar. “Ese año hubo una ruptura del agujero de este vórtice y se dividió en dos partes, es decir, se produjeron dos grandes agujeros. En esta oportunidad pareciera que la tendencia puede ser la misma, por el tamaño que ha tomado esta área con gran disminución de concentración de ozono”, indica el Dr. Zamorano.

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Toda esta información se obtuvo gracias al proyecto “Desarrollo de un sistema de gestión social y ambiental de riesgos atmosféricos en Sudamérica (SAVER-NET)”, en el que participan investigadores de la Universidad de Magallanes y la Agencia de Cooperación Internacional del Japón (JICA), destacando la cooperación del investigador japonés Hirofumi Oyama, indica Infocyt.

“Toda esta anormalidad en este esfuerzo conjunto de tres países, la estamos estudiando y también evaluando en sus componentes índices de radiación ultra violeta. Y, por supuesto, que se han dado las alertas tempranas a los organismos correspondientes, porque durante todo este período se verán incrementados los índices UV”, destaca Félix Zamorano.

Los rayos UV pueden provocar diversos daños a la piel, desde cáncer de piel, envejecimiento, irritación, arrugas, manchas o pérdida de elasticidad, así como afecciones a nivel ocular, e incluso puede inducir a mutaciones, dañando el ADN.

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