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Greenpeace dañó las Líneas de Nazca en una protesta

Activistas entran a una zona intangible, un sitio sagrado para los peruanos, malogrando el diseño de los trazos ¿Esto es activismo consciente?

Hay de protestas a protestas, de activismo a activismo. Greenpeace nos sigue dando ejemplos de lo que no se debe hacer cuando tenemos una bandera de respeto a la Naturaleza y todos sus seres. Mucho menos entrometerse en sitios sagrados como lo ha hecho en Perú esta semana.

Aprovechando que los ojos del mundo están atentos a la Convención de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP20), un grupo de activistas de Greenpeace Internacional —originarios de Brasil, Argentina, Chile, España, Alemania, Italia y Austria— realizaron una manifestación gráfica en las Líneas de Nazca; un lugar donde está prohibido el paso a cualquier persona.

La acción —que venían organizando desde hace meses— comenzó con una expedición hacia «El Colibrí» en medio de la oscuridad de la noche, sin ningún equipo especializado, ni precauciones. La organización dice que todo el tiempo tuvieron la supervisión de un arqueólogo, al cuál no han identificado, ni compartido su nombre.

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Ya de día, los activistas colocaron letras de tela en un lateral del colibrí, con una leyenda que se lee: Tiempo de cambio: el futuro es renovable. Greenpeace. La imagen fue compartida en la página de Facebook, con orgullo de su acción y un llamado al cambio.

Sin embargo, para el pueblo peruano esta manifestación no causó gracia, al contrario, se respira la justa indignación por un acto que se puede considerar como un insulto a sus raíces, a su herencia cultural, a un sitio sagrado de tanta importancia para su gente, a unos trazos tan ricos y complejos que son considerados Patrimonio de la Humanidad por la Unesco.

De inmediato, la Asociación María Reiche —dedicada a la protección, cuidado y preservación del sitio— levantó la voz para dar a conocer los efectos de estas acciones, que claro dejaron una huella física en el sitio y una más fuerte en el corazón del pueblo peruano.

Las líneas de Nazca están en una zona restringida donde uno no puede entrar, pero por una razón. La figura del Colibrí está a 1 km de la carretera más cercana conjuntamente con otras mil líneas entrecruzadas hasta llegar a esa área. ¿Pueden asegurar que no ocurrió ningún daño, considerando que llegaron a este lugar cuando todavía estaba oscuro? El desierto de Nasca tiene una docena de figuras pero miles de líneas aún más impresionantes. ~ Asociación María Reiche

Ante la respuesta y la denuncia pública de dicha asociación, Greenpeace Internacional respondió lo siguiente…

Les aseguramos que absolutamente NINGÚN daño se llevó acabo. El mensaje fue escrito con letras de tela puestas en el suelo sin tocar las líneas de Nasca. Fue supervisado por un arqueólogo experimentado, asegurándose que ningún rastro quedara. ~ Greenpeace International

Una declaración desafortunada, que no es coherente con los rastros que actualmente se encuentran en las Líneas de Nazca. Como lo prueba la Asociación María Reiche compartiendo una fotografía realizada por el Capitán Juan Carlos Ruíz después de la protesta.

Mientras tanto, los activistas de Greenpeace involucrados en la acción continúan compartiendo la ejecución de este plan, donde literalmente “reescribieron” las Líneas de Nazca. Un acto ilegal.

 


De acuerdo con Wikipedia, “Las líneas de Nazca son antiguos geoglifos que se encuentran en las Pampas de Jumana, en el desierto de Nazca, entre las poblaciones de Nazca y Palpa, en Perú. Fueron trazadas por la cultura Nazca y están compuestas por varios cientos de figuras que abarcan desde diseños tan simples como líneas hasta complejas figuras zoomorfas, fitomorfas y geométricas que aparecen trazadas sobre la superficie terrestre.”


Por supuesto, el gobierno de Perú se ha pronunciado al respecto y hasta han reconocido que consideran presentar cargos ante los activistas —por lo pronto están realizando esfuerzos para evitar que salgan del país, hasta saber qué procede.

Este es el ambientalismo extremo que hace caso omiso de lo que nosotros los peruanos consideramos como sagrado”, dijo Luis Jaime Castillo, viceministro de Patrimonio Cultural e Industrias Culturales de Perú después de la protesta en los antiguos grabados en el desierto costero de Perú, Patrimonio de la Humanidad por la Unesco.

Durante los últimos 40 años Greenpeace ha realizado activismo pacífico en pro de diferentes causas. Muchas de ellas terminan con activistas encarcelados, daños a sitios sagrados y zonas arqueológicas. Es cierto que han logrado transmitir el mensaje de cuidado a la Tierra, de cambio de consciencia ambiental… ¿pero lo hace con respeto a los demás?, ¿dónde queda ese pequeñísimo detalle?

Recordemos que, para dar el ejemplo, lo mejor es practicar el activismo sin violencia; una violencia entendido bajo el concepto de ahimsa, la no violencia, que significa no herir a ninguna criatura con el pensamiento, la palabra o la acción.

En este contexto, ¿crees que está bien enviar este mensaje contra el cambio climático, aún dañando un sitio sagrado de gran valor cultural? Yo no lo creo.

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