En Nuevo León hay registrados cerca de 600 sitios arqueológicos por el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), la mayoría en zonas rurales. Con la instalación de los nuevos proyectos habitacionales y de gasoductos se han encontrado más de 200 nuevos vestigios que se encuentran en riesgo al darle continuidad a estos desarrollos.
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Sólo con la construcción del gasoducto Los Ramones, se encontraron una serie de vestigios que necesitan protección y vigilancia. La información que posee es muy valiosa además de vulnerable, al no estar expuestas, la gente no puede verlas y entender su importancia.
La zona norte y oriente que forman parte de la Cuenca de Burgos, es una de la zonas favoritas para la extracción de gas shale por medio del fracking. En este lugar hay vestigios paleontológicos a varios metros de profundidad que pueden ser destruidos debido a las detonaciones. Por todo lo que hay en la superficie, puede ser que más abajo haya fósiles únicos en el mundo que podemos perder.
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En la Boca de Potrerillos hay más de 15 mil petrograbados en más de 600 hectáreas que tienen entre 6 y 8 mil años. Es importante que conservemos este patrimonio cultural que posee México y que no se vea afectado por el desarrollo. La meta sería que, contrario a lo que sucede, el desarrollo nos sirva para proteger estas áreas.
Con la exploración del territorio para nuevos proyectos en materia energética, se descubren cada vez más sitios que no podemos ignorar y que se deben resguardar. Tan sólo en Bravo se han descubierto 200 en dos años de exploraciones. No debemos permitir que suceda lo que en la “Cueva Ahumada” en el ejido de Los Fierro en García, que al construir una carretera fueron devastadas gran cantidad de pinturas rupestres.
Estos vestigios son parte de nuestra historia que será destruida por el progreso si no vigilamos que se mantengan intactas.