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Pueblo de Córdoba gana otra batalla más a Monsanto

65% de los habitantes de Malvinas Argentinas se opone a la construcción de la planta.

En 2012 la multinacional Monsanto anunció la construcción de la mayor planta de semillas de maíz transgénico de América Latina, pensada para funcionar en Malvinas Argentinas; una localidad rural de 12 mil habitantes ubicada en la provincia de Córdoba. En ese momento la comunidad se agrupó y organizó en contra del proyecto, sin podrían frenar o no a la mayor productora de semillas transgénicas del mundo y una de las principales fabricantes de agroquímicos.

Dos años después, los ciudadanos de Malvinas Argentinas celebran lo que creen es el comienzo del fin de la historia en la que han sido liderados por la Asamblea de Vecinos Malvinas Lucha por la Vida. Pero tras este triunfo hay una larga historia de perseverancia y convicción.

La lucha

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A un año del inicio de las manifestaciones y acciones legales con las que consiguieron paralizar a Monsanto en 2013, los asambleístas de Malvinas Argentinas consiguieron apoyo dentro y fuera del país. Activistas argentinos, franceses, españoles, colombianos, ecuatorianos, chilenos y uruguayos guarecían en un campamento en las afueras de la planta de Monsanto, e incluso realizadores de Australia, Bélgica, China y Japón llegaron a documentar lo que ocurría, según contó un integrante de la Asamblea de Vecinos a BBC Mundo.

La razón de mayor peso de esta oposición, es que el pueblo se encuentra a solo 700 metros de la planta y casi todo el año el viento sopla en dirección de la planta al pueblo. El riesgo, según los asambleístas, es que las semillas reciben un baño químico y durante el proceso de secado se desprenden partículas dañinas para la salud.

 

En enero de este año ocurrió un nuevo hito en la historia, ya que la Justicia aprobó el recurso de amparo interpuesto por la Asamblea y ordenó al municipio que detuviera el proyecto hasta que se realicen un estudio de impacto ambiental y una audiencia pública, debiendo paralizar la obra cuando iba en un 30% de su construcción. Una vez que Monsanto cumplió el primer requisito, el gobierno provincial -que en un principio había apoyado la llegada de la multinacional- le quitó ahora su aval, dejando a la compañía sin el apoyo de las autoridades.

Un mes después, la Secretaría de Ambiente de Córdoba rechazó el estudio de impacto ambiental argumentando que Monsanto no especificaba cómo se tratarían los desechos y el agua contaminada con agroquímicos. Sin embargo, dejó abierta la posibilidad para que se realizara otro estudio.

Actualmente Monsanto se encuentra trabajando en éste, pero aún sin determinar su fecha de entrega. En tanto, los ciudadanos opositores al proyecto exigen que la intendencia organice un plebiscito sobre el futuro de la planta. Según una encuesta de la ONG internacional Avaaz, que fomenta el activismo global, el 65% de los habitantes de Malvinas Argentinas se opone a la construcción de la planta.

Los próximos pasos de Monsanto

La compañía ha manifestado sus intenciones de perseverar en la construcción de una planta modelo en Malvinas Argentinas, aunque de todas formas cuentan con un plan B, según dijo en abril pasado el presidente para Latinoamérica Sur de la empresa, Luiz Beiling. En tanto, los ciudadanos de Malvinas Argentinas están atentos a las nuevas ofertas que ha recibido Monsanto para trasladar el proyecto a San Luis o Buenos Aires. De ser así, los asambleístas podrían celebrar finalmente el haberle doblado la mano a la compañía.

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