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Inundaciones en Guerrero provocadas por la mano del hombre

Hace cuatro décadas, expertos advirtieron sobre los efectos de la deforestación. El Gobierno promovió desarrollos, permitió la explotación de la tierra y descuido el desarrollo urbano. Estas son las consecuencias.

La Madre Naturaleza es sabia. Da equilibrio en los ecosistemas, una riqueza en la biodiversidad y, por desgracia, viene el ser humano a alterar el orden de las cosas. Por avaricia, un grupo de arriba, gente con dinero y poder, decide explotar la tierra indiscriminadamente, sin pensar en el impacto ambiental o las consecuencias que traerá en un futuro. Así se crea una bomba de tiempo, que ahora llamamos el desastre en Guerrero.

En entrevista con Carmen Aristegui, en Noticias MVS, el investigador Iván Restrepo comentó la desgracia de Guerrero, las inundaciones que han provocado muerte, destrucción y miles de damnificados en su camino. En este espacio, recalca lo publicado en su columna de La Jornada: La naturaleza no tiene la culpa.

Desde la década de los años setenta, expertos lanzaron la advertencia al Gobierno. De continuar con la tendencia de deforestación, el país enfrentaría graves desastres naturales. Haciendo caso omiso a estas palabras, se talaron árboles para dar paso a la agricultura y la ganadería, para extender ciudades y crear zonas recreativas de lujo. Se taparon brazos de río, se rellenaron pantanos y, nosotros, permitimos que sucediera.

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Si hacemos un poco de memoria, estos desastres se repiten año con año, cada vez con más intensidad. En 1999, Villahermosa, Tabasco se fue al agua, afectando desde rancherías hasta Tabasco 2000, colonia conocida por su centro comercial, sus hoteles, club de golf. Todo este terreno, que antes era pantano, se inundó en un abrir y cerrar de ojos. Lo mismo ocurrió en 2007 y así seguirá.

De acuerdo con datos de Restrepo, Tabasco ha perdido un millón y medio de selvas, dedicadas a la ganadería. Además se ha autorizado la construcción de fraccionamientos en zonas que, evidentemente, están en peligro de inundación. En general, la Esmeralda del Sureste se encuentra a sólo 10 metros a nivel del mar. Estas inundaciones tan constantes demuestran que la ciudad no ha sido planeada considerando estas características.

Guerrero es otro gran ejemplo de los efectos de “la mano del hombre”. La afectación de Acapulco Diamante es evidencia de las malas decisiones, de la falta de planeación en el desarrollo turístico y las fallas en los estudios de impacto ambiental —si es que en realidad se hicieron—. Si esta área lujosa se vio afectada, no se diga de las poblaciones que aún se encuentran incomunicados y que no han recibido la ayuda que necesitan.

Ante estas situaciones de desastre, actual gobierno de Enrique Peña Nieto puso manos a la obra. En mayo del presente año instruyó a la Secretaria de Gobernación la implementación de 6 medidas preventivas ante desastres. Acciones que, hasta la fecha, brillan por su ausencia.

En teoría, México debería contar con:

  1. El Sistema de Nacional de Alertas para informar en tiempo real a los mexicanos acerca de un peligro inminente.
  2. La estrategia Mexico Seguro ante Desastres, que refuerce la infraestructura para la resistencia ante fenómenos naturales.
  3. La campaña de difusión de la Cultura de la Prevención y Protección Civil, con énfasis en zonas vulnerables.
  4. El Atlas Nacional de Riesgos actualizado en todo el país, clave en el desarrollo y ordenamiento territorial.
  5. El Programa Nacional de Respuesta a siniestros, emergencias y desastres, con acción coordinada de los 3 niveles de gobierno.
  6. La creación de 5 regiones con representación nacional de Protección Civil.

A la fecha ningún punto se cumple, no se señalan responsables, ni se hace algo por mejorar la situación. Mientras tantos, nosotros como ciudadanos, dejamos que esto siga pasando.

¿Quién es el responsable de las inundaciones en Guerrero? Ciertamente, no es la naturaleza, tan sabia que sólo recuerda el curso de sus ríos y pide el regreso de la vegetación.

Está el Gobierno que cada sexenio coloca al primer amigo que encuentra en un puesto tan importante como Protección Civil. En aquellos que evaden la advertencia de los expertos. En la ciudadanía, que permite que esto pase y que, además, no es consciente del daño que se provoca al apoyar esos proyectos turísticos que afectan al ecosistema o el nuevo mall que destruyó a los manglares. ¿Hasta cuando abriremos los ojos?

Fuente: Aristegui Noticias

Foto: Revolución 3.0

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