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Los abusos medioambientales de Sochi 2014

Los Juegos Olímpicos de Invierno de Sochi 2014 tienen un costo elevado para el ambiente, la fauna local y las libertades humanas.

Este viernes 7 se han inaugurado los Juegos Olímpicos de Invierno 2014 en la ciudad de Sochi, Rusia. Los ojos del mundo estarán postrados en las diferentes competencias, en uno de los eventos deportivos de mayor importancia global. Por desgracia, el espíritu del olimpismo -ese que predicó el barón Pierre de Coubertain- nuevamente está empañado por los intereses económicos y políticos sobre el humanismo y el respeto al ambiente.

Los activistas han alertado desde hace años sobre los problemas ecológicos que conllevaría la celebración de los juegos en Sochi. Prácticamente desde 2007, año en que el Comité Olímpico Internacional designó a la ciudad rusa como sede, los ambientalistas han expresado sus inquietudes. Sochi venció en la elección a las ciudades de Pyongyang (Corea del Sur) y Salzburgo (Austria).

El cambio del Parque Nacional de Sochi

Una de las principales preocupaciones fue la designación inicial del Parque Nacional de Sochi como sede: un área natural federal con protección categoría II de acuerdo con la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza. Fue declarado área protegida en 1924 por la Unión Soviética y su objetivo es la conservación de abetos y especies endémicas.

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Desafortunadamente, el gobierno ruso trastocó las leyes para convertir algunas actividades ilegales en legales, aún en detrimento del medio ambiente, tales como el intento de construcción de una centro de esquí y biatlón en la cordillera de Grushevy, en la zona adyacente a la Reserva de la Biosfera del Cáucaso. En 2008, Naciones Unidas apoyó al Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF) y a Greenpeace en sus recomendaciones al gobierno ruso para no construir la Villa Olímpica ahí.

La organización de los Juegos Olímpicos de Sochi implicó también la planeación de centros turísticos, centros comerciales y campos de golf en las inmediaciones de la reserva. Para tal motivo, el gobierno ruso desafió su propia Constitución al permitir cualquier tipo de construcción en los parques nacionales. Sólo la presión internacional logró que, en 2009, Vladimir Putin autorizara la reubicación de estas instalaciones deportivas.

El daño ambiental

No obstante, el daño está hecho. Se consideran hasta 500 mil hectáreas de bosques talados para la construcción de hidroeléctricas y vías de ferrocarril, poniendo en riesgo a la vegetación y a la fauna local; y modificando el patrón de las aves migratorias.

Los organizaciones ambientales acusan que los desechos de las obras han sido lanzados a un vertedero ilegal al norte de Sochi. El valle del río Mzymta también ha sido afectado. Se estima que más de dos mil hectáreas de dicha área se han perdido.

El Fondo Mundial para la Naturaleza encontró múltiples irregularidades como la ausencia de monitoreo ambiental, la falta de medidas compensatorias, la baja calidad de la documentación sobre impacto ecológico, la destrucción de bosques, la degradación de la legislación ambiental y la imposibilidad de las ONG para hacer monitoreo público.

El exterminio de los perros de la calle

Aunado al daño de la organización de los Juegos de Invierno, en la ciudad ha iniciado una purga de perros callejeros, tal como sucedió en 2012 en Ucrania en los preparativos para la Eurocopa de fútbol.

Los residentes de la ciudad de Sochi han denunciado que los perros callejeros estaban siendo envenenados en las semanas previas a la inauguración de la justa. Aunque los ciudadanos indican que la práctica es común, aseguran que se ha acentuado a partir de diciembre de 2013 – casi dos meses antes del arranque de las Olimpiadas.

Otros medios reportan que una empresa especializada en el control de plagas está cobrando por asesinar a los perros. En esta primera jornada de los Juegos Olímpicos de Invierno, también hay reportes de perros entrando en las instalaciones deportivas.

Los perros en estado de calle sí son un problema por dos razones: primero, el maltrato y abandono que sufren estos animales; y segundo, porque pueden generar riesgos de salud pública. Si Sochi tuvo casi 7 años para prepararse para la justa olímpica, ¿por qué no invirtió en la planeación y educación, en lugar de querer solucionar la situación mediante la aniquilación?

Vigilar y censurar

El gobierno no sólo ha sido reacio a las críticas, sino que ha tomado medidas coercitivas contra los activistas ambientales -como en el célebre caso de los 30 de Greenpeace-. Una de sus víctimas es Evgeny Vitishko, quien enfrenta una pena de tres años de prisión por ser unos de los críticos más duros de los Juegos Olímpicos de Sochi.

Los activistas denuncian que el gobierno ruso ha utilizado técnicas de intimidación para apaciguarlos. Entre los mecanismos usados están la intervención de llamadas telefónicas, “charlas preventivas” con las autoridades federales, visitas a casa por parte de la policía y amenazas.

Rusia es un país que se ha distinguido por un problema férreo con los derechos humanos. Por ejemplo, es conocida la homofobia de su Primer Ministro, Vladimir Putin, que se ha filtrado hasta los Juegos Olímpicos de Invierno. Incluso Google ha hecho una elegante protesta con su doodle para oponerse a esta postura.

El gobierno ruso está demostrando que no está a la altura de un evento deportivo cuyo corazón es la paz, solidaridad y convivencia entre las naciones. El anfitrión debería ser ejemplo de respeto, pero todo lo que Sochi demuestra es desinterés por el ambiente, por la flora y fauna, y por las libertades humanas. Sochi 2014 es, por desgracia, sólo un bonito telón que oculta toda la podredumbre detrás.

Fuentes:

  1. Greenpeace and WWF give a light on environmental violations related to Sochi 2014 Winter Olympics (Sochi Watch)
  2. Russia cracks down on green activism ahead of Sochi Olympics (Al-Jazeera America)
  3. Desmitificando los ‘Juegos Verdes’ de Putin (La Ciudad Deportiva)
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