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Cabo Dorado entre presión de inversionistas chinos y la defensa de Cabo Pulmo

De acuerdo a El País, el Presidente Enrique Peña Nieto recibe presión de China para aprobar el proyecto Cabo Dorado. ProMéxico apoya su construcción, SEMARNAT no ha dado los permisos correspondientes.

México, un país rico en biodiversidad y espectaculares escenarios naturales, resulta atractivo para la inversión extranjera. Ese dinero que se inyecta a la economía nacional y promete miles de empleos, podría fortalecer relaciones internacionales… pero ¿a que costo?

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El periódico español El País da a conocer una misiva enviada por parte de La Rivera Desarrollos BCS — asociación conformada por la empresa china Beijing Sansong y la estadounidense Glorious Earth Group — al Presidente Enrique Peña Nieto, en la cual piden “su apoyo para llevar a buen éxito el proyecto Cabo Dorado”.

Del otro lado de la moneda se encuentra la presión del grupo contrario; habitantes de la zona, grupos de ecologistas y ONGs que están preocupados por el impacto de un megaproyecto de tal magnitud colindando con el Parque Nacional Cabo Pulmo, en el estado de Baja California Sur. Ese mismo grupo que en 2012 logró la cancelación del proyecto Cabo Cortés.

Hasta el momento la Secretaría del Medio Ambiente y Recursos Naturales (SEMARNAT) no ha dado el permiso correspondiente para echar a andar el proyecto. La determinación se dará de acuerdo al impacto ambiental de la región — ¿o responderá al interés del gobierno, interesado por recibir la inversión y “reforzar sus lazos” con China?

Cabo Dorado… antes Cabo Cortés

El megaproyecto Cabo Pulmo será construido en una zona desértica del país, donde solo encuentras cactus, aves de rapiña y el acceso al agua es difícil. Una zona solitaria y pacífica, que cambiará la vida de los habitantes de la Península de Baja California — tal vez mucho más que cuando se reconoció como Parque Nacional, hace 18 años.

De acuerdo al proyecto presentado en marzo pasado a SEMARNAT,  Cabo Dorado cuenta con las siguientes características:

  1. El complejo hotelero se construirá en un terreno de 3.770 hectáreas, cuya construcción más cercana a la superficie marítima se encuentra a 7.5 kilómetros.
  2. Comprende 9 hoteles y 6.141 villas residenciales, 2 campos de golf, una aeropista, una planta de tratamiento de aguas, un campus universitario (?), un centro deportivo de alto rendimiento.
  3. Tendrá una inversión de USD $3.600 millones de dólares.
  4. El complejo generaría 18 mil empleos — ¿para los 4 mil habitantes actuales?
  5. Tiene potencial turístico de su país inversionista, China, con 110 millones de viajeros — que buscan respirar aire limpio —.

De nuevo, se repite la historia de Cabo Cortés, proyecto presentado en 2008 por Hansa Baja Investments; promotora española que recibió la anulación de la Autorización de Impacto Ambiental Condicionada por parte de la SEMARNAT.

Cabildeo y relaciones con China

En el mismo artículo, El País menciona la existencia de comunicaciones al interior de la Secretaría de Economía (SE), en las cuales se advierte un fuerte interés por parte del Gobierno mexicano para darle la bienvenida a dicha inversión.

“…desvelan un importante interés por parte del gobierno mexicano para que la empresa china invierta en el proyecto, a pesar de que la Secretaría del Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) aún no ha decidido si permite que el complejo turístico sea construido por su impacto ambiental en la región. Según un memorándum, antes de que la compañía china enviara la carta al presidente mexicano, representantes de ambos países se reunieron el 20 de enero en Pekín para discutir el tema”.

ProMéxico — área de SE encargada de la inversión extranjera —, recomienda el apoyo y la construcción del proyecto turístico. Eso no es todo. De acuerdo a comunicaciones internas, se señala un especial interés del ex presidente Vicente Fox para invertir en conjunto con La Ribera Desarrollos BCS.

Por lo pronto Cabo Pulmo se encuentra en un hilo, con las presiones de grupos de inversión y, por otro lado, ambientalistas preocupados por el impacto que el complejo traerá a la región. Por fortuna aún hay tiempo para luchar como se hizo con Cabo Cortés — esperando, claro, que no aparezca un tecnicismo legal al puro estilo Dragon Mart; mega proyecto ecocida de inversión también china, que recibió luz verde en agosto del año paso.

Reunión Publica de Información

En tanto, Cabo Pulmo mantiene el apoyo de personas y grupos conscientes del impacto ambiental al cual estará sujeto, en caso que el Gobierno mexicano decida aprobar el proyecto.

El pasado 8 de mayo, SEMARNAT convocó a una Reunión Pública de Información acerca del proyecto Cabo Dorado. En el evento se dieron cita representantes de la alianza, funcionarios, ambientalistas, ONGs — como Greenpeace, CEMDA, ACCP — y habitantes de la región — hasta llegó el Hijo del Santo, en su misión Salvemos Cabo Pulmo.

En el marco del diálogo, que casi se convierte en un ring de lucha libre, se destacaron los siguientes puntos en contra:

  1. Cabo Dorado pone en riesgo el arrecife más antiguo y vasto del Océano Pacífico; considerado Patrimonio Mundial por la UNESCO y humedal de importancia internacional bajo la Convención Ramsar.
  2. El programa de manejo del Parque Nacional Cabo Pulmo establece como área de influencia 200 metros alrededor del polígono del mismo; Cabo Dorado plantea que su proyecto se encuentra a espaldas del mar.
  3. El proyecto turístico plantea la construcción de 22,503 cuartos a un lado del Parque Nacional, algo que contraviene el Programa de Ordenamiento Ecológico de Los Cabos (POEL), pues se pretende construir sobre las zonas de recarga de acuíferos.
  4. No se considera el impacto en el abasto de agua que lo anterior genere para los habitantes de la región, quienes se adaptaron al cambio de oficio cuando se les prohibió pescar por el decreto de Parque Nacional Cabo Pulmo.
  5. De realizarse el proyecto, el asentamiento urbano sería alrededor de 440 mil habitantes, con una demanda de agua superior a los 50 millones de metros cúbicos anuales — lo cual pone en peligro la seguridad hídrica de los habitantes de Baja California Sur.
  6. Considerando los 22,503 cuartos, con un consumo promedio mil litros de agua, se requerirá un volumen de 8.2 millones de metros cúbicos anuales — no los 3.67 millones de metros cúbicos anuales reportados en el manifiesto de imapacto ambiental.
  7.  De igual manera, la Unión de Científicos Comprometidos con la Sociedad (UCCS) estima que estarían en riesgo 78 especies animales protegidas y dos especies de plantas podrían desaparecer — consideremos también que la zona recibe la migración temporal de ballenas y tortugas.
  8. Preocupa el uso de agroquímicos necesarios para sostener los campos de golf que se instalarían en el complejo turístico; estas sustancias se filtrarían al subsuelo y podrían enfermar al coral.

“Los cabopulmeños hemos carecido de agua potable desde hace varios años. De hecho el acuífero de Cabo Pulmo ya está sobreexplotado. Por ello no se nos hace justo que Cabo Dorado venga a ejercer más presión sobre este recurso”, dijo Judith Castro, habitante de Cabo Pulmo e integrante de Amigos por la Conservación de Cabo Pulmo (ACCP)

Las inversiones extranjeras que “convienen al país” — a los grupos de poder, mejor dicho —, ponen en peligro a la región en cuanto a seguridad hídrica, impacto ambiental, pérdida de especies endémicas. El impacto ambiental y social es tal que provocaría un fuerte desequilibrio en la región, el cual afectaría a todo el estado de Baja California Sur.

Afortunadamente tenemos como precedente el triunfo sobre Cabo Cortés. ¿Repetiremos la hazaña o perderemos la batalla como ocurrió con Dragon Mart? No quitemos el dedo del renglón. Sigamos al tanto de lo que ocurra entorno al caso y apoyemos a Cabo Pulmo.

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