Las ciudades necesitan más y mejores espacios verdes. Más que sembrar árboles y arbustos — que, como sabemos, no reciben la debida atención —, se debe apostar a la permacultura. Un gran ejemplo es Todmodren, pueblo alimentariamente autosuficiente ubicado en Gran Bretaña.
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En un futuro no muy lejano, esta podría ser una alternativa atractiva para los habitantes de San Francisco, California: convertir terrenos baldíos en zonas dedicadas a la agricultura.
En una conferencia, el Presidente de la Junta de Supervisores David Chiu y el asambleísta Phil Ting anunciaron una nueva ordenanza con incentivos a las zonas dedicadas a la agricultura urbana (AB 551) que daría a los dueños una reducción de impuestos al utilizar su parcela como una zona agrícola o con propósitos educativos.
Propuesta de Ley por la permacultura
El anuncio se dió en el Jardín de Permacultura, ubicado en las calles 18 y Rhode Island, lugar que posiblemente sea uno de los primeros beneficiarios de esta nueva ordenanza, que aún se encuentra en propuesta de ley. Desde 2008, este lote se ha dedicado a producir alimentos que son donados a bancos de comida y a los vecinos. Entre sus actividades ofrece talleres a la comunidad.
Para calificar como beneficiario de este incentivo, el dueño del terreno debe garantizar que su terreno será dedicada sólo al uso agrícola durante 5 años. Esto quiere decir que sólo aplica a terrenos sin construcción y que las casas con huertos en lugar de jardín no aplican de acuerdo a la nueva ley.
La propuesta surge de la necesidad de ocupar estos terrenos y evitar el deterioro urbano, aumentar espacios verdes y aprovechar una oportunidad para educar sobre el autocultivo y la alimentación saludable. Razones de peso para apoyar y formar parte de los proyectos que surgirán cuando la nueva ordenanza entre en vigor.
Chiu y Ting se encuentra muy optimistas. La nueva ordenanza AB 551 debe ser aprobada por la Junta de Supervisores a mediados del próximo mes, sin problema alguno pues se trata de un tema en beneficio de la comunidad.
Si viviera en San Francisco, si tuviera un terreno, ya estuviera haciendo mis planes para cultivar la tierra, ver crecer alimentos orgánicos y compartiendo con mis vecinos — igual, ya lo tendría listo, jejeje. Este ejemplo merece ser imitado en otras ciudades, en otros países como los nuestros, que tienen tantas fallas en el desarrollo de espacios verdes.