Tren interurbano Toluca-DF cruzará por parques protegidos

Para el Distrito Federal y el Estado de México resulta prioritaria la conexión de puntos clave, desde Zinacantepec hasta Observatirio, pasando por La Marquesa y Santa Fé. En principio, el proyecto fue visto con buenos ojos por sus beneficios, sin saber cuál sería su impacto ambiental.

Hace un par de días el Reforma dio a conocer la ruta del tren Toluca-DF, proyecto que ha recibido autorización para construir cruzando parques y áreas naturales protegidas. Esto pone en peligro a estas zonas que, de por sí, han sido vulneradas por otros proyectos carreteros; como la autopista Naucalpan-Toluca, que cruzaría por el Bosque Otomí-Mexica.

¿Cuál será el costo ambiental?, ¿Vale la pena por la movilidad y los beneficios que promete?

Recomendados

¿Qué es la regla de los 5 segundos contra la procrastinación? Así evitaras postergar tus tareas

Mira el cielo y conecta con la lluvia de estrellas: Rituales para que la energía de las Líridas...

Abril cierra con estrellas Líridas y Luna Llena Rosa que suavizan las energías de Mercurio retrógrado

Autorización de Impacto Ambiental

A finales de abril pasado, la Secretaria de Medio Ambiente y Recursos Naturales (SEMARNAT) otorgó a la Secretaría de Comunicaciones y Transportes (SCT) la Autorización de Impacto Ambiental para desarrollar el proyecto “Transporte masivo en la modalidad de tren Toluca-Valle de México entre el Edomex y el DF presentado por la Dirección General de Transporte Ferroviario y Multimodal de la SCT”.

Según el dictamen, la ruta del tren interurbano cruzaría las siguientes zonas:

1. El parque nacional Miguel Hidalgo o La Marquesa.
2. Las áreas naturales protegidas Zempoala-La Bufa.
3. El parque natural Bosque Otomí-Mexica.
4. El santuario del agua Río San Lorenzo.
5. El parque Alameda Poniente San José de la Pila.
6. Los ríos Verdiguel y Salazar.
7. Los arroyos Cano y Tacubaya.

La autorización señala que 169 hectáreas serán ocupadas para vías, estaciones y talleres; 101 hectáreas modificarán su vocación. De igual forma se  otorga el uso de suelo correspondiente a los programas de desarrollo urbano de los municipios de Zinacantepec, Toluca, Metepec, San Mateo Atenco, Lerma Ocoyoacac y las delegaciones de Álvaro Obregón y Cuajimalpa, donde habrá estaciones y terminales de la ruta.

Así mismo se permite pasar por los parques y las áreas naturales protegidas, mencionadas anteriormente, aún cuando existe «la prohibición de realizar nuevas construcciones». Esto se debe a que estas zonas ya han sido alteradas con otra infraestructura, como carreteras, torres de transmisión de CFE, además de la deforestación y la expansión de actividades humanas.

Además, el proyecto calcula el derribo de mil 800 árboles.

El túnel subterráneo “no afecta”

La segunda parte de este megaproyecto corresponde a un túnel subterráneo que tiene una distancia de 4.6 kilómetros, que recorre desde la zona de La Marquesa hasta Santa Fé. En estos días la Subsecretaría de Transporte tendrá en evaluación 9 propuestas de constructoras, para anunciar el fallo el día 14 de julio.

De acuerdo al dictamen de impacto ambiental, que Reforma tiene en sus mano, el túnel al ser subterráneo no tendrá un impacto en la flora y la fauna, ni en la recarga del acuífero. Algo que todavía quedará por verse y, seguro, será evaluado por ecologistas y ambientalistas.

Por otra parte, el túnel cruzaría por las barrancas Tacubaya y Pachuquilla, zonas que carecen de un plan de manejo que indique cuáles son las construcciones permitidas y prohibidas — de ahí la importancia de estas publicaciones, que funcionan como guía y regulación —. Por otra parte, el proyecto incluye un plan de mejoramiento para el paisaje del recorrido.

El tren interurbano Toluca-DF está pintado como un megaproyecto que facilitará la movilidad entre los dos puntos, Toluca a Santa Fe. La idea una nueva opción de transporte, que promete un recorrido de 39 minutos de extremo a extremo resulta atractiva en una zona tan transitada como esta. Sin embargo, sabemos que el gobierno ha tenido muchos fallos en la materia.

Cualquier cambio en un área natural protegida puede alterar al ecosistema; esto sin contar el impacto a la comunidades y las zonas sagradas que ahí se encuentran. Por desgracia, las leyes quedan de nuevo por debajo de los intereses del gobierno.