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Esto es justo lo que hace Copenhague, una de las ciudades con infraestructura más amigable con el ciudadano en el mundo y donde el 50% de los residentes van a su trabajo en bicicleta. La inauguración del Cykelslangen o “Circuito Serpiente” es una ciclovía elevada sobre el puerto que busca reducir la congestión vial.
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Cykelslangen se pronuncia (Soo-cool-Klag-en) y es una carretera para bicicletas de sólo 721 metros de longitud en una ciudad que tiene cerca de 354 kilómetros de senderos para bicicletas, pero es útil porque permite ir mucho más rápido por ahí que por un corredor comercial en la línea de la costa. Quien viaja por aquí sabe que es un camino de alta velocidad para bicicletas en un espacio muy grande, además estéticamente le da una vista increíble a la ciudad.
La relación ciclista-peatón nunca fue un problema en Copenhague, pero el hecho de esperar a que los peatones pasen les impide a los ciclistas pedalear a una velocidad constante. El circuito tiene casi 4 metros de ancho lo que permite que los ciclistas se muevan con libertad, incluso aquellos con bicicletas de carga.
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Esta ciclovía tiene una pendiente máxima permitida para evitar que los ciclistas adquieran mucha velocidad pero que faciliten la subida de las bicicletas de carga. Las curvas de esta vía, añaden la longitud necesaria para que los cambios de elevaciones puedan ser graduales. Los $5.74 millons de dólares que costó el Cykelslangen no se comparan con la increíble vista de la ciudad y el puerto que se tiene mientras viajas por ahí, incluso los más escépticos aceptan que es simplemente genial.
El único problema es que tiene el Cykelslangen es que hay algunos jóvenes impetuosos a los que les parece divertido lanzarse clavados desde él hacia el puerto justo debajo de él.