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Caminar por un área verde nos ayuda a pensar mejor

Caminar por áreas verdes no es lo mismo que caminar por las calles de la ciudad, algo hay en la naturaleza que al movernos a través de ella hace que nuestro pensamiento cambie para bien.

Existe una relación entre caminar, pensar y escribir. Lo dicen algunos filósofos griegos, escritores y profesores que han descubierto que de alguna manera el camino abre tu mente a mejores formas de comprender el mundo y expresarlo. De hecho, se ha descubierto que crear un mapa de lugares descritos en algunos libros que pueden parecer complejos ayuda a los estudiantes o lectores a comprenderlos mejor, porque guardan una relación entre la mente y los pies.

La relación que existe entre estas actividades no es cuestión de magia sino de química. Cuando caminamos, nuestro corazón bombea sangre más rápido, eso significa que circula más sangre y que nuestros músculos y órganos, incluyendo el cerebro, tienen una mejor oxigenación. Por eso es que algunas personas se desempeñan mejor en pruebas de memoria y atención después o durante el ejercicio.

Mover nuestro cuerpo cambia la forma en la que pensamos, quizás por eso viajar cambia nuestra percepción del mundo. En realidad no hay que ir tan lejos para hacer una mejora notable en nuestra mente. Los paseos alrededor de la ciudad y en especial, caminar por áreas verdes puede mejorar la manera en la que pensamos.

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Un estudio realizado en la Universidad de Carolina del Sur, dirigido por Marc Berman demostró que el desempeño de estudiantes en pruebas de memoria era mejor cuando caminaban por áreas verdes que cuando caminaban por las calles de la ciudad. Estos pequeños estudios sugieren que pasar tiempo caminando por áreas verdes como jardines, parques y bosques, renuevan nuestra mente mientras aquellos escenarios artificiales la agotan.

Según los psicólogos, la atención es un recurso limitado que cambia continuamente durante el día y los ambientes congestionados como calles llenas de autos, peatones hacen que la perdamos al desconectarnos de la situación. En cambio, caminar por un parque hace que nuestra atención viaje de una experiencia a otra mientras nuestros pies nos conducen.

Caminar reorganiza nuestros pensamientos, cuando paseamos por un lugar nuestro cerebro empieza a reconocer el lugar creando un mapa mental de lo que está observando, así se tienden conexiones en nuestro cerebro relacionadas a nuestros pasos que después podemos poner en papel.

Afortunadamente yo vivo cerca de mi lugar de trabajo y por las tardes me gusta caminar de regreso a casa. Durante los 30 minutos que camino diariamente por una calle tranquila y llena de árboles tengo oportunidad de poner atención a detalles de la naturaleza que el transporte público no me da. Los días que puedo caminar a casa me siento más relajada y con ganas de seguir mis actividades mientras que los días que me subo al transporte público llego realmente fastidiada. Esa soy yo, pero tú, ¿cómo te sientes al caminar?

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