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Comidas indígenas de Chile antes de la llegada de los españoles

Nuestros pueblos originarios tenían una dieta variada, de la cual podríamos aprender un poco para no comer siempre arroz, fideos o puré de papas.

En las casas de Chile es muy típico almorzar fideos, arroz o puré con distinto acompañamiento. Claro que a veces hay platos más elaborados, o casas en las que cocinan más cosas, pero en general es así. Somos un poco aburridos a la hora de cocinar, pero eso no siempre fue así. Nuestros pueblos originarios tenían una dieta rica y variada.

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En el norte y centro sur de Chile, antes de los españoles, hubo un importante desarrollo de cultivos, agricultura e incluso un sistema de riego, lo que contribuyó a que contaran con un buen abastecimiento de granos, cereales y tubérculos, además de frutas, verduras y hongos.

La nutricionista Oriana Pardo junto al ingeniero agrónomo José Luis Pizarro investigaron extensamente sobre este tema y escribieron el libro Chile: plantas alimentarias Prehispánicas, donde recopilan 361 plantas, granos y otras hierbas comestibles que usaban nuestros antepasados en sus comidas diarias.

Entre las comidas, abundaban los porotos, puya y zapallo, frutos de algarrobo y chañar, algas deshidratadas. La teca, el mango y la quínoa eran frutos muy populares, al igual que la papa, el maíz y el cochayuyo, entre tantos otros frutos, hongos y plantas que el día de hoy están en una situación crítica.

Dentro de libro hay muchos datos que explican el por qué de nuestro comportamiento en la actualidad, incluso aunque nuestra dieta haya variado enormemente. Por ejemplo, el gusto por el dulce viene desde esa época, donde aún no existía el azúcar, pero los niños buscaban flores de las cuales podían chupar el dulce néctar. También obtenían miel de palma chilena y frutos dulces de otros árboles.

Otra tradición que hemos heredado es la celebración en torno a la comida. Dentro de los pueblos originarios, la buena y abundante mesa estuvo presente en las grande ocasiones de vida comunitaria, como en las ceremonias rituales e iniciación de machis, por decir algunas. También había celebraciones en torno a la cosecha, acompañadas de una ceremonia de agradecimiento a la tierra por los frutos obtenidos, seguida de una comida con una gran fiesta.

Las culturas prehispánicas desarrollaron técnicas para conservar los alimentos e intercambiar sus productos, lo que les permitió mejorar y variar su dieta. Por ejemplo, los changos del norte podían intercambiar los productos que obtenían del mar por frutos del interior, como maíz, ají y hojas de coca. Sin embargo, la llegada de los españoles fue un duro golpe para todo este sistema y para muchas de las plantas que comían en esa época.

“La conquista española contribuyó a la marginación de numerosas especies o variedades cultivadas por los pueblos originarios y hubo factores que ayudaron a que esto sucediera. El trigo en particular, se adaptó muy bien en estas tierras, marginando las especies locales como la teca, el mango y la quínoa”, explica José Luis.

Los españoles no apreciaron la rica cultura que encontraron en Chile. Le temían y no les gustaba el sabor, por lo que introdujeron sus propias plantas comestibles, desplazando a las que ya existían en estas tierras.

Actualmente, muchas de las plantas de nuestros antepasados están a punto de desaparecer, ya que nadie se preocupa de replantar. Es por eso que con este libro los autores quieren, además de enseñarnos la variada y rica dieta de nuestros indígenas,  concientizarnos para que cuidemos y no olvidemos lo que es realmente nuestro.

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