La gran misión de los profesores no es solo enseñar a sus alumnos la materia que deben aprender. No. También deben reforzar los valores que le enseñan en la casa, ayudarles a ser mejores personas y plantar en su corazón los deseos de ser un buen aporte a la sociedad.
Los niños son el futuro, pero también son el presente. Muchas veces no nos damos cuenta, pero los pequeños son como esponjas y todo lo que les enseñes, sea bueno o malo, lo absorben y luego lo replican. Es por eso que si un profesor les dice que no deben botar basura en las calles, o que deben ser ordenados, los niños captarán el mensaje y lo llevarán a la práctica.
Cuando yo era muy pequeña, la tía del jardín de infantes nos dijo que botar basura en las calles no debía hacerse, y nos cantó una canción y todo, y el mensaje me quedó muy grabado. Por suerte, mis papás también tenían una mentalidad más ecológica y todo lo que me decía la tía mis padres me lo repetían en mi casa — quizás por eso ahora escribo en esta página.
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Los padres son los primeros educadores, los más importantes, pero los profesores también juegan un papel fundamental en la enseñanza de los niños. Por eso es muy importante que les enseñen el amor a la naturaleza, a los animales, a la Madre Tierra, y no solo con palabras, sino que con acciones, con ejemplos y acciones concretas.
Por ejemplo, podrían plantar un pequeño huerto en la clase y aprender a cuidar las plantas. Hacer pequeñas actividades de reciclaje y reutilización. Todo esto dentro del marco de la propia clase de matemáticas, historia, lenguaje, etc. Porque la conciencia ecológica no va separada de nuestra vida, sino que es una parte fundamental, y hay que enseñarle a los niños que cuidar el planeta es importante en cualquier área en la que nos desarrollemos.
Por eso, queridos profesores, enséñenles a sus alumnos el cuidado y respeto a la naturaleza, el amor por los animales; enséñenles a pensar y oigan lo que ellos tienen que decir, porque muchas veces nos sorprenden, pues en su inocencia pueden ver los problemas desde otra perspectiva e incluso encontrar soluciones novedosas.
Si ya haces esto y otras cosas para despertar la conciencia ecológica del alumno e incentivar su inteligencia, felicidades, eres un profesor con verdadera vocación. Créeme que tus alumnos te recordarán en el futuro, darán gracias porque te cruzaste en sus vidas y les enseñaste mucho más de lo que crees.
¡Feliz día, profesores!