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Los nuevos enemigos de Chuck Norris: Monsanto y el gobierno estadounidense

El actor asegura sentirse afectado por el glifosato presente en el herbicida de la multinacional y pide a la Agencia de Protección Ambiental limitar o prohibir su uso.

Chuck Norris, el legendario campeón mundial de karate, ex militar y protagonista de una de las secuelas con más acción del cine, está acostumbrado a enfrentarse a pesos pesados como Bruce Lee y Mr. T. Sin embargo, Carlos Ray Norris, como se llama en ‘la vida real’ se siente amenazado. Su nuevo enemigo es una pequeña partícula llamada glisofato, la que, según dice, está afectando su salud y la de millones de personas al ser el principio activo del herbicida Roundup, uno de los más vendidos en el mundo por la compañía Monsanto.

En la publicación que él mismo escribió en WND Health (quizás porque es muy rudo para permitir que otros hablen por él), el actor asegura que el gobierno estadounidense se basa en estudios proporcionados por Monsanto para legislar sobre el uso del glisofato, donde supuestamente se señala que los riesgos son mínimos.

Pero tengo una sensación incómoda al escuchar expresiones como “riesgos insignificantes” o “pruebas insuficientes”, cuando el tema es el impacto potencial y la proliferación continua de un compuesto sintético siempre presente que todavía tiene que ser objeto de un estudio amplio e independiente por parte del Gobierno de EE.UU.“, comenta Chuck.

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En Estados Unidos, el glifosato se rocía en la mayoría de los cultivos de maíz y soya, así como más de la remolacha azucarera, colza y otros cultivos. Es el herbicida más usado en la agricultura de ese país y uno de los más populares en el uso doméstico. Norris es uno más entre senadores, científicos y otros famosos que se suman en la campaña contra el daño provocado por Monsanto.

A pesar de todo, Estados Unidos aumentó el uso de glisofato

Según diversos estudios, el uso permanente del glosifato estaría afectando profundamente a plantas, animales y humanos. Una investigación publicada en marzo del año pasado estableció una conexión entre la crónica y letal enfermedad CKDu, que afecta al 15% de los agricultores en Sri Lanka y El Salvador, y el pesticida de Monsanto, Roundup. La explicación es que el glifosato forma complejos estables con agua dura que son capaces de retener metales tóxicos para los riñones, los que se absorben por vía respiratoria, a través de la piel o la ingestión.

Mas la polémica actual se desató luego de que la administración estadounidense cambiara la regulación para aumentar los niveles residuales de glisofato justo después de que en 2013 el Instituto de Tecnología de Massachusetts (MIT) concluyera en un estudio que la exposición a los residuos de glisofato puede conducir a un mayor riesgo de trastornos gastrointestinales, obesidad, diabetes, enfermedades del corazón, depresión, autismo, infertilidad, cáncer y enfermedad de Alzheimer.

Actualmente, para las semillas oleaginosas, como lino, sésamo y soya se permite un contenido residual de glifosato 15 veces mayor que el autorizado antes y para batatas y zanahorias, el nivel  aceptado es 25 veces mayor. ¿Por qué el gobierno haría algo así? Porque Monsanto dice que “hay un aumento de la resistencia humana al glifosato”.

Por el momento solo queda esperar la evaluación que la Agencia de Protección Ambiental de Estados Unidos (E.P.A.) está realizando para revisar la autorización de Roundup.

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