En Chile el tema del agua es pan de cada día. Por una parte vemos la dramática situación de la agricultura en el norte y centro del país y por otro vemos cómo las grandes empresas son beneficiadas con derechos de aguas para la industria minera (como lo que ocurre en Caimanes) y cómo el Gobierno no toma cartas en el asunto, dejando a los glaciares sin protección.
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La gestión de este recurso toma más gravedad y si el uso y su consumo no cambian, en 15 años más, el 40% de la población no tendrá acceso al agua. Según informa la Unesco, un estudio elaborado por 31 organismos de la ONU estableció que en los últimos años se ha avanzado en el acceso y en el saneamiento del agua en el mundo, pero la tensión será más evidente por el incremento de la población mundial.
El estudio plantea los nuevos Objetivos de Desarrollo Sostenible para el periodo 2016-2030 que sustituyen a los Objetivos del Milenio 2001-2015 y que evidentemente son más ambiciosos en cuanto a la protección de los recursos hídricos, ya no sólo con el objetivo de aumentar el acceso y el saneamiento del agua, sino también incluyendo temas como la gobernanza de los recursos hídricos, la calidad del agua, la gestión de aguas residuales y la prevención de catástrofes naturales provocadas por el agua.
“Ante el constante aumento de la demanda de agua y la explotación excesiva de las reservas subterráneas, tenemos que cambiar nuestro modo de llevar a cabo la evaluación, gestión y utilización de este recurso del que depende nuestro futuro. Este es el llamamiento de la nueva edición de 2015 del Informe de las Naciones Unidas sobre el Desarrollo de los Recursos Hídricos en el Mundo. Sus conclusiones son sumamente útiles en momentos en que la comunidad internacional se dispone a definir el nuevo programa de desarrollo destinado a suceder a los Objetivos de Desarrollo del Milenio”, declaró la directora general de la Unesco, Irina Bokova.
“Los esfuerzos llevados a cabo por algunos países indican que es posible lograr una mejor gestión y una utilización más escrupulosa de los recursos hídricos, incluso en los países en vías de desarrollo”, señala el informe, refiriéndose principalmente al uso de las aguas en las industrias manufactureras, a la disminución de pesticidas en la agricultura, al fomento de las energías renovables en detrimento de las centrales termoeléctricas (consumen grandes cantidades de agua), al aumento de la población.