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Viñedos orgánicos para una agricultura sustentable y de calidad

La elección de plantas adecuadas en los viñedos y las prácticas amigables con el medio ambiente, juegan un rol importante en la calidad del producto.

La instalación de diversas plantas para ornamentar a los viñedos resulta ser un paisaje atractivo para sus visitantes. Sin embargo, si por privilegiar la estética se introducen plantas no nativas de la zona, pueden resultar agresivas para el cultivo.

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Allí radica la importancia de entender los ciclos de la naturaleza en cuanto a respetar las cadenas tróficas y las secuencias de floración para generar prácticas acordes a la zona en que se emplaza. Es de suma importancia colocar plantas que se familiaricen al ecosistema y así se genere un ambiente que cuide la producción de los viñedos.

El enólogo, Rodrigo Soto, dio cuenta de esta importancia:

El poner en primer lugar a la estética a veces juega muy en contra y lo mismo con la agricultura convencional que privilegia la estética por sobre los sabores o la calidad proteica de algún alimento.

Bajo una filosofía sustentable por medio de una agricultura orgánica y biodinámica existe una viña costera que entendió esta problemática hace tres años. Tiempo en que comenzó una transición hacia una agricultura mucho más sustentable y con sentido.

Se trata de Veramonte, un viñedo orgánico de 2.500 hectáreas de bosque nativo, emplazado en Casablanca, a menos de una hora de Santiago y a 30 minutos de Valparaíso.

Entendieron que para mejorar la calidad de los vinos, deben cuidar el entorno y las materias primas. Para eso, con la ayuda de un paisajista, rodearon con plantas nativas que se adaptan a su situación local de clima árido y mediterráneo. Destacan las camelias, romeros, alcachofas silvestres y salvias.

A la par de cuidar la flora y fauna del lugar a través de los jardines, la conversión sustentable que han implementado en los viñedos responde a mejorar las técnicas agrícolas para no maltratar los cultivos, a través del uso de productos de origen orgánico, el control de malezas sin herbicidas, el manejo eficiente del agua y el uso de compost orgánico como fertilizante.

Al igual que su enfoque de respeto a la tierra, también cuidan el sentido de origen de los vinos en su elaboración. Para los vinos blancos utilizan una técnica enológica de fermentación en unas cubas ovoides de concreto que conservan la fruta sin dejarla con una nota tostada como lo hace la intervención de la madera.

En palabras de Rodrigo Soto:

La madera ha sido el contenedor universal por muchos años, pero ese modelo es de cierta región francesa. Se ha copiado un modelo que quizás no se ajusta a las características del clima y de la capacidad de hacer vino.

Este proceso de fermentación que tarda al menos unos 10 meses, no se ha sulfitado (antioxidante y antiséptico) para otorgarle más expresividad al vino.

Además, la guarda tiene los mismos principios que el viñedo. Así lo explica la enóloga de Veramonte, Sofía Araya:

En la bodega no usamos ninguna fuente inorgánica de nitrógeno para las levaduras y ningún producto que esté fuera del rango orgánico. Se hace una intervención mínima.

Siguiendo la línea de lo orgánico, en la viña se han plantado huertos con esa característica con el fin de utilizar los productos en su línea gastronómica. Además, los insumos se obtienen de proveedores locales de Casablanca, para que sus vinos lleven el sello del lugar en que se ubica.

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