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El ejemplo que dejó Douglas Tompkins para el mundo privado en temas de conservación de la naturaleza

Su muerte significó apreciar su legado en proyectos conservacionistas en Chile y Argentina. Así lo recuerdan personajes y organizaciones de diversos sectores.

Douglas Tompkins, el empresario y ecologista fallecido el pasado martes 8 de diciembre dejó un gran legado en términos de conservación de la naturaleza. Su obra filantrópica se traduce en 8 mil kilómetros cuadrados de terreno donados a diversos parques.

Entre estos últimos destacan los parques nacionales Pumalín, Corcovado y Yendegaia en Chile, además de El Impenetrable, Patagonia y Monte León en Argentina. Además, del proyecto Iberá que espera convertirse en el Parque Nacional más grande de dicho país.

A pesar de su misión conservacionista, no estuvo exento de polémicas. Durante sus adquisiciones de tierras en Chile y Argentina fue cuestionado por adueñarse de terrenos estatales, ganándose la oposición de los gobiernos desde la década del 90.

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Hasta que llegó el 2005 y el entonces presidente Ricardo Lagos legitimó el Parque Pumalín (La primera área protegida y privada de gran tamaño en Chile) declarándolo santuario de la naturaleza. Más tarde, con su donación en el gobierno de Sebastián Piñera, se creó el parque Yendegaia.

Posteriormente anunció el traspaso al Estado de las tierras de los parques Pumalín, Patagonia y Cabo León. Proceso que aún está vigente.

También será recordado por su aporte a la campaña Patagonia Sin Represas y por dar la batalla contra el proyecto HidroAysén en 2006, que logró ser rechazo en 2014.

La muerte del activista ambiental, conocido por su gran labor conservacionista en sus proyectos de adquisición y donación de tierras para reservas ecológicas y su ayuda a varias organizaciones ecologistas, caló hondo en diversos sectores.

Dio el ejemplo y dejó la puerta abierta para incentivar a que el mundo privado aporte al patrimonio natural. Pues, en América Latina no resulta una práctica habitual como sí lo es en Estados Unidos, Canadá e Inglaterra.

Ciudadanos, políticos y organizaciones ambientales sintieron su pérdida. A continuación hacemos un recuento de algunas declaraciones que muestran su pesar.

La presidenta de la República de Chile, Michelle Bachelet, entregó sus condolencias mientras estaba en un acto público, según lo informado en Radio ADN:

Él fue un hombre innovador y generoso en la protección del patrimonio natural del planeta. Desde un comienzo Douglas Tompkins dejó en claro que los parques y santuarios que él tenía pasarían a ser bienes públicos, como ya lo hizo con el Parque Yendegaia. En nombre de Chile y de todos los que queremos agradecer su espíritu ecologista y visionario.

Según lo informado por Cooperativa, el ministro de Medio Ambiente, Pablo Badenier,  expresó en representación del Gobierno chileno:

Como Gobierno de Chile tenemos mucho pesar por el fallecimiento de Douglas Tompkins. Creemos que él materializó un aporte muy sustantivo en concretar proyectos, en impulsar la participación de privados en la preservación y conservación del patrimonio natural. Lo pudo hacer con proyectos muy concretos, como el Parque Yendegaia, el Santuario de la Naturaleza de Pumalín, nos quedamos con lo mejor de él, que es su legado, que es su aporte a la conservación privada en nuestro país.

El director ejecutivo de la Fundación Pumalín, Hernán Mladinic dijo:

Es una noticia que recibimos con mucho pesar, mucha consternación en todo el equipo de colaboradores de Douglas tanto en Chile como en Argentina.

 Greenpeace Chile también lamentó su fallecimiento a través de su sitio web:

La organización ambientalista lamenta el fallecimiento del ecologista estadounidense Douglas Tompkins, un referente por su importante aporte a la conservación y la creación de nuevas áreas protegidas. Su fallecimiento nos entristece. Nuestro respeto a sus familiares, compañeros de trabajo y amigos.

El vicepresidente de Banco de Bosques (Argentina), Emiliano Ezcurra, entregó sus condolencias a través del agradecimiento, según lo señalado en La Nación:

Luego de años de activismo ambiental- primero en Greenpeace, y luego en Banco de Bosques-Tompkins me enseñó una nueva forma de ejercer la militancia ambiental. Exquisitamente arraigada en lo estético, profundamente comprometida en las acciones y astutamente planificada en lo filosófico. Lo que soy hoy como ambientalista es, en un 50 por ciento, gracias a él.

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